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José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Símbolos

Perdida la batalla de la opinión pública, Susana Díaz utilizó Sucesiones como baza para negociar

La política, quizás otros muchos aspectos de la vida también, es cada día más líquida y menos sólida, más construida sobre símbolos que sobre hechos. Fíjense, por ejemplo, en cómo las banderas con la estrella han sustituido por completo a la oficial de Cataluña en la campaña separatista que estos días monopoliza la atención española; o en la fuerza de la imagen del jeep de la Guardia Civil con las lunas rotas, lleno de basura y tapizado de pegatinas separatistas. Mientras el pulso catalán lo tiñe todo de incertidumbre y también, por qué no decirlo, de miedo, en Andalucía acaba de caer un símbolo que ha sido utilizado a conveniencia por unos y por otros. No nos engañemos: el Impuesto de Sucesiones ni llegaba demasiado lejos como instrumento recaudatorio ni constituía el agravio más grave que separa a Andalucía de las regiones más ricas de España. Pero, gracias sobre todo a una denodada campaña de la derecha, al final le ha puesto las cosas en bandeja a Susana Díaz. Había convertido el impuesto en la la imagen de un régimen que dibujaba como manirroto y que castigaba a las clases medias, mientras que en las comunidades donde el PP estaba asentado había una fiscalidad más justa y eficiente.

Perdida la batalla de la opinión pública, el Impuesto de Sucesiones se convirtió para Susana Díaz en un peón que convenía colocar en el tablero para sacrificarlo sin demasiado coste en el momento oportuno. El momento ha llegado y los rendimientos no han sido escasos: se proclama estabilidad institucional en un momento en el que el país parece en vísperas de saltar por los aires y nadie tiene muy claro qué puede pasar de aquí a unas pocas semanas o incluso unos pocos días; se subrayan las diferencias entre un PSOE que vende imagen de responsabilidad y un PSOE federal que envía señales equívocas en un momento de grave crisis nacional y, por último, en el nivel de la política doméstica, se deja de nuevo aislado al PP de Moreno Bonilla. Este último aspecto no es menor. El principal partido de la oposición en Andalucía había basado su estrategia de los últimos meses en un intento de acercamiento a Ciudadanos para empujar a Susana Díaz hacia la izquierda radical y en convertir el tributo sobre las herencias en su principal, casi único, argumento político. Los resultados están ahí: Ciudadanos le garantiza a Susana Díaz un final de legislatura tranquila y el impuesto ya no está sin que el PP pueda apuntarse el tanto de su desaparición. Sucesiones era un símbolo, una bandera que era utilizada por los unos y los otros para sus propias estrategias. Ahora habrá que buscarse otras.

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