Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Simios

Amediados de los 70, en esos años de equilibrismo y congojo, Manuel Martín Ferrand, el padre de Antena 3, quiso montar un espectáculo añadido en torno a la emisión de la película estelar en la parrilla de TVE. Le criticaron mucho el proyecto, pero se adelantó en varios lustros a los "contenidos extra" que ahora enriquecen a los dvds para hacer frente a la piratería y engatusar a los más incondicionales. Aquello se llamó Sábado Cine y aunque el experimento duró apenas unos meses, con acusaciones de despilfarro (y eso que entonces no existían las productoras), el nombre se mantuvo durante dos decenios y la cortinilla de presentación, con el nombre del espacio formado por bombillitas blancas, nos acompañó durante un par de lustros.

Una de aquellas primeras películas del sábado por la noche fue El planeta de los simios. Y Martín Ferrand, como una excentricidad para entonces, llevó al plató una jaula con varios monos para que sus invitados eruditos reflexionaran sobre la inquietante posibilidad de que algún día se hiciera realidad lo que contaba la cinta de Schaffner. Para los niños a los que se les permitía ver esas películas de dos rombos, lo realmente inquietante era aquella escena final, la de la maldición Heston-Taylor. Los mocosos que descubrimos a los simios en blanco y negro sólo conocíamos los remates felices.

Aquel cosmonauta era diferente del de nuestras sesiones matinales, de los interminables y acartonados Ben-Hur, El Cid o Los diez mandamientos, con la engolada pero vibrante voz de Rafael Navarro. Heston nos evoca a epopeya en la butaca, a cinemascope. La última vez que vimos al Cid por España fue en Sorpresa, sorpresa, con Carmen Sevilla para recordar el rodaje de Antonio y Cleopatra. Ahí fuimos nosotros los que nos postramos de rodillas, maldiciendo aquel espectáculo.

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