TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

LOS INDICADORES económicos europeos que ayer se conocieron empiezan a apuntar que, acaso en los tiempos venideros, pueda empezar a vislumbrarse cierta luz al final del túnel de la crisis. Pero, de momento, estas señales son tan tenues que, en la valoración de los expertos, parecen ser fruto de una aspiración colectiva más que una tendencia contrastada y sostenida en el tiempo. No es la primera vez que los analistas económicos fallan. En todo caso, y con toda la prudencia con la que hay que acoger la supuesta cosecha creciente de brotes verdes en el campo de la economía, parece que por primera vez en los últimos meses algo se mueve -y no para peor- en la coyuntura continental. Así lo apunta el Banco Central Europeo (BCE) en su último informe, en el que se sostiene que "la recesión global" pudieran haber empezado a tocar fondo. No es que la crisis vaya a desaparecer, sino que la actual depresión económica podría empezar a estabilizarse. Quizás un paso previo de una hipotética senda hacia la recuperación. La Reserva Federal de EEUU apuntaba hace días una idea similar, animada por los primeros datos positivos en materia de paro. La bolsa española respondió ayer bien: el Ibex subió un 1,03% y se quedó en 11.046,80 puntos, un nivel desconocido desde octubre del año pasado, en pleno estallido de la crisis financiera mundial. Los datos del PIB de Francia y Alemania -el motor de Europa- han experimentado leves incrementos (del orden del 0,3%), lo que amortigua los nubarrones de otras economías europeas. En el caso de España, hoy se conocerá el dato del PIB, pero aquí no se esperan indicios tan expresos. El IPC encadenó ayer su quinto dato negativo, aunque los políticos no quieren dar alas al fantasma de la deflación. Un dato da una idea de la ruleta en la que ha estado sumida la economía en los últimos doce meses: en julio de 2008 el IPC en España era del 5,3%, la tasa más alta de los últimos 16 años. En un año hemos pasado del exceso al defecto sin encontrar el punto medio, lo que se ha traducido en unas cifras de desempleo abrumadoras. La economía española aspira ahora a subirse a este hipotético tren de la recuperación, aunque, de momento, el Gobierno sólo está centrado en la asistencia a los parados, que lo que realmente piden son nuevos empleos, no subsidios.

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