La esquina

josé / aguilar

¿Socialismo y catalán?

DESPUÉS de firmar solemnemente su rendición al partido que le arrebató la mayoría con la que soñaba, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se dirigió a otro partido, el de los socialistas catalanes, pidiéndole que no le deje solo en tan pésima -y volátil- compañía y que le ayude en su proyecto de independencia, que ya no es proyecto sino programa operativo y a plazo fijo.

Lo increíble no es la súplica de Mas. Lo increíble es que el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) la haya atendido de inmediato. Su primer secretario, Pere Navarro, contestó enseguida: el PSC se abstendrá en todas y cada una de las votaciones relacionadas con el plan soberanista. Es tanto como garantizar que allanará el trayecto hacia la secesión de Cataluña. No hacen falta interpretaciones, lo dijo el mismo Navarro: "Como usted ya tiene el pacto hecho, el proceso decidido y el camino escrito, nuestro partido no pondrá ni un palo en las ruedas".

Se trata del respaldo vergonzante, de cagalástima, de una organización política que ha llevado a las últimas consecuencias su inveterado acomplejamiento frente al nacionalismo (bueno, quizás alcanzó sus máximas cotas cuando gobernó la Generalitat aliado con Carod-Rovira). Lo que se espera de un partido socialista es justamente lo contrario, que ponga todos los palos posibles en la rueda de cualquier nacionalismo rico partidario de desgajar su población y su territorio del Estado común y solidario.

Lo que promete Pere Navarro es, pues, que cuando CiU-ERC promuevan, en pocas semanas, una Declaración de Soberanía que atribuirá a los catalanes una soberanía que la Constitución no les reconoce, los veinte diputados socialistas no votarán ni a favor ni en contra, sino que se abstendrán; que cuando presenten su ley de consultas para organizar gracias a ella un referéndum, igualmente inconstitucional, para separar a Cataluña de España, también expresarán su abstención; que cuando Artur Mas construya su Agencia Tributaria sólo catalana, su Justicia catalana, su propia caja de la Seguridad Social o su banco público -todo ello, antes del referéndum, como si ya lo hubieran ganado-, el PSC seguirá de perfil. No encuentra motivos suficientes para oponerse.

Menos mal que Rubalcaba, Valenciano y nuestro Griñán han rechazado con claridad cualquier referéndum ilegal en Cataluña. Pero hablan solamente en nombre del PSOE. Los fraternales socialistas catalanes son caso aparte. Y caso perdido. Han tocado fondo y todavía siguen escarbando.

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