DIOS me libre de mediar en el alboroto montado tras el enésimo dime y direte entre Stosic y Mel, que, sinceramente, no llego a ver ni como discrepancia. Igual la intuición del madrileño o la cercanía en el trato con Santa Cruz lo hicieron advertir con antelación la posible espantá del paraguayo, pero en todo caso, desde mayo, el serbio debería haber tenido en cartera a otros futbolistas si él y el técnico así lo creían.

Particularmente, pienso que al Betis no le hacía tanta falta Santa Cruz como un relevo de garantías para Rubén Castro. Sin su juego de espaldas, Jorge Molina es similar al guaraní y su rendimiento el curso pasado fue parejo. Con todo, Campbell debe despojar su cabeza de pajaritos y apretar los dientes para ser una opción, como un Pozuelo muy implicado. Y si el primer tramo niega razones e Igiebor o Sergio no invitan al 4-3-3 que haría más prescindible la llegada de otro atacante, a fichar en invierno.

Por lo demás, y con el riesgo que conlleva mojarse a priori, los fichajes me parecen acertados. La continuidad de Paulao y Mario se ha visto refrendada con Perquis, rápido, agresivo, ese defensa con barba que se echaba de menos; hay que sumar el oportunísimo parche de Ángel, y arriba tanto el costarricense como Agra y Juan Carlos mejoran a Jefferson Montero y, en conjunto, el ataque gana en velocidad y polivalencia. La clave, amén de Igiebor, que puede ser ese tercer medio con llegada, residirá en Rubén Pérez. Su misión no es hacer olvidar a Iriney, sino dar equilibrio y sentido táctico al equipo. ¿La portería? Ése es otro debate. No ha mejorado ni empeorado, pero el debate asoma por abajo, no por méritos.

Y si creo, de verdad, que Stosic ha ido a más, qué decir de Mel, quien potenciará una vez más el equipo y, con ello, el trabajo del serbio.