Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

Por un puñado de dólares

La aridez en el mercado de fichajes recuerda a esas películas de Sergio Leone en Albaricoques

ARIDEZ absoluta. El paisaje futbolístico actual me recuerda al que rodea a Albaricoques, la pedanía del Cabo de Gata donde Sergio Leone y Clint Eastwood le dieron ese toque tan personal al western. Uno otea el horizonte balompédico y en lugar de balones rodando ve barrillas, esas bolas de arbustos entregadas al capricho de los vientos. En 360 grados apenas se perciben tímidas señales de vida, hasta el punto de que la marcha de Diego Carlos al Aston Villa figura entre los traspasos más sonados por el momento. Hasta Tchouameni ha llegado al Real Madrid como de puntillas, sin esas alharacas que tanto gustan a Florentino Pérez. Todo es a media voz en el mercado de fichajes. Llamas a los intermediarios y todos cuentan lo mismo: “No hay nada, todos quieren vender antes de comprar...”.

Está el personal con el revólver en el cinto, presto todo el mundo a desenfundar, pero apenas nadie lo hace. Mucho tiene que ver también que LaLiga, también la FIFA, se han erigido en severísimos sheriffs con las cuentas, y ni magnates recién desembarcados, como el del Chelsea, las tienen todas consigo para abrir fuego a discreción. Y los días y las semanas se desgranan sin apenas nada que llevarse a la boca.

Que nos hayan mudado el Mundial a noviembre nos seca aún más el paladar. Para mí los Mundiales me saben a caracoles y cerveza fría. E igual que los carnavales se disfrutan con frío, y no en manga corta como ha pasado este año en el Falla, los partidos en los que España se juega la vida hay que vivirlos con calor. Y caracoles. Y mucho refrigerio. Hasta eso nos niega este fútbol de la modernidad. La historia nos ha contado cientos de veces que la FIFA es capaz hasta de ignorar los atentados a los derechos humanos... por un puñado de dólares.

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