Partido como colofón adecuado a la tarde de Reyes Magos contra el enemigo más directo de cuantos libran con el Sevilla el piso noble de la tabla. A la vez, uno de los rivales más odiados de cuantos almacena el sevillista en su almario. El Atlético de Madrid está enquistado en la memoria del sevillista desde cierto domingo de Feria en el que un trío arbitral catalán le privaría de alcanzar el segundo título liguero de su historia.

Nuevamente, el Atleti en el camino del Sevilla compartiendo objetivos y aunque la cosa trae en la barriga connotaciones inquietantes, la fortaleza de los de Machín como locales debe ser aval suficiente para que la cosa salga bien. Un triunfo cambiaría los roles que hoy recitan y no cabe la menor duda de que Ben Yedder y la compaña albergan argumentos más que suficientes para que la tropa del Cholo doble la cerviz en Nervión, que tampoco sería la primera vez que ello ocurre.

Y eso que la tardecita trae el mal rollo de una última vez que quizá acarrease la mayor humillación para el sevillismo en mucho tiempo. Tampoco trae buen rollo la última visita del Atlético de Madrid con aquella exhibición de Griezmann para otra manita de infausto recuerdo. Afortunadamente, Montella no habita entre nosotros y las cosas no se parecen en nada a las de entonces. Hoy se trata de un choque de trenes con potenciales parecidos y que llevan por bandera la competitividad.

Está en liza la segunda plaza, casi nada. La segunda plaza de LaLiga es uno de los premios gordos de cuantos se libran en el fútbol mundial y el Sevilla está en condiciones de disputárselo al Atleti de tú a tú. Esto es así se ponga como se ponga quien quiera, por lo que cuando los relojes de Nervión marquen esa hora en que los niños ya desenvolvieron los regalos, el balón empezará a rodar para que dos fuerzas tan potentes como Sevilla y Atleti demuestren quién es quién.