Dentro del estado de alerta en que nos han metido, también alerta amarilla, alerta naranja, todo el espectro para bautizar un tipo de alerta según meteorólogos. Las isobaras se han convertido en tema de conversación y sin que peligre una tarde de pasos o una corrida en abril. Estamos sumidos en el corazón de un tiempo en el que se alternan las borrascas con los bajones de unos mercurios que este invierno parece que pesan demasiado. Dice un exagerado que en este plan habrá que ir construyendo un arca en la que quepamos todos, que mira uno para la cornisa y a una nube cárdena sucede una negra como el alma de un prestamista. Y la verdad es que menos mal que el tiempo está así y no seco como el esparto. ¿Se imagina usted que esta época de tragedia negra que sufrimos hubiese venido acompañada de una sequía con sus moscas y su canesú? Habría sido tremendo.