Superada la espectacular cifra de los 45.000 socios cuando falta más de un mes para que reabra sus puertas el Villamarín para el inicio liguero, el Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié, se reafirma en un tiempo de vino y rosas. Estamos en el verano que más ilusión despierta en el bético desde ni se sabe cuándo y para este estado de ánimo ha contribuido de forma indudable y lógica la manera en que está siendo gestionado.

Si la presencia de Serra es fundamental para que las cosas estén siendo como son no puede echarse en olvido a la dupla de empresarios que maneja la barca y que fue la que, aunque con demora, decidió que fuese el balear quien dirigiese el aspecto fundamental de un club de fútbol, el apartado deportivo. Y ahí estuvo la elección de Quique Setién para ser el entrenador del primer equipo con la consecución automática de un grupo que ha encandilado con su juego.

Son estas líneas como una incursión espontánea en el universo que aún copa el Mundial, pero que considero necesarias para que nadie se distraiga de una actualidad que ilusiona más cada día. Tan bien están haciendo las cosas en el Betis que hasta el asunto Adán se ha resuelto de forma no traumática. Quién iba a pensar tras aquel inesperado ingreso en un quirófano cuando el Betis tanto se jugaba que iba a solucionarse de forma tan versallesca por ambos flancos.

Es una bonita realidad este Betis de la hora que hasta se le ocurre la idea de presentar a Inui en lo que se ha dado en llamar el patio de su casa. Como es gratificante ver cómo los cantos de sirena de Serra y, a veces, Setién sirven para pelear por futbolistas de calado impensable hasta no hace mucho. Pero, redundando que es gerundio, me quedo con esa cota superada de los 45.000 clientes fijos que hacen del Real Betis Balompié una realidad tan incuestionable como ilusionante.