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Las dos orillas

josé Joaquín / león /

Susana es sevillana

DESDE que Javier Arenas fue candidato del PP a la Junta de Andalucía, se considera que ser sevillano es un punto negativo. Esto es una chorrada, que fue jaleada por militantes y altos cargos del propio PP de diversas provincias andaluzas, singularmente Málaga. Favoreció que Javier recordara su nacimiento en Olvera (Cádiz) y se presentara por Almería, para disimular. No se pudo ir más lejos, porque más allá ya era Murcia. Esta pamplina le vino bien al PSOE, que presentaba entonces a Manuel Chaves por Cádiz y después a José Antonio Griñán por Córdoba. Y esta pamplina se ha seguido utilizando contra Juan Ignacio Zoido, pues se consideraba inverosímil que se presentara como candidato a la Junta siendo alcalde de Sevilla.

Hoy, en el PP andaluz, los principales dirigentes siguen siendo el propio Zoido y el secretario general, José Luis Sanz. Uno es alcalde de Sevilla y otro de Tomares, pero eso ya se sabía cuando los ascendieron en el PP-A. Por lo demás, se da el caso de que una de las candidatas más evidentes que tendrían, Esperanza Oña, también es sevillana, aunque sea alcaldesa de Fuengirola (Málaga) y por ahí se salvaría. Para encontrar otros candidatos alternativos, ya habría que rebuscar, y quizá demasiado, teniendo en cuenta que otros alcaldes son ante todo alcaldes. Por lo tanto, se haría un desavío. En el PP han cultivado las alcaldías, y eso fue un inconveniente para sustituir cuando Arenas se fue a Madrid, donde no hacía falta que estuviera.

Pero esta vez, en el PSOE, ya no valdrá el argumento antisevillano. Susana Díaz es sevillana, incluso trianera. Su carrera política la ha ejercido íntegramente en Sevilla, entre la Plaza Nueva, la calle Oriente y la calle San Vicente. Susana, todo hay que decirlo, llegó al Ayuntamiento junto a Alfredo Sánchez Monteseirín. Con él fue concejal de Recursos Humanos y delegada de Triana y Los Remedios. Podríamos decir que Monteseirín fue su descubridor. Y no se lo tomen a mal, pues Alfredo era astuto a la hora de ganar elecciones, incluso primarias, a gente de superior pedigrí. Aunque el verdadero padre político de ella ha sido Griñán, que tuvo esa ocurrencia.

Al ser sevillana Susana, también puede ser sevillano el candidato de Mariano. Eso ya no sería un problema. En realidad, el gran problema para el PP es otro: acertar con el candidato o la candidata. Un error sería fatal, de consecuencias trágicas, a la vista de lo que tendrá enfrente.

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