CÓMO se hace para sobrevivir al desamor de los espectadores y no morir en el intento? Últimamente me ha llamado la atención el caso de Susana Molina, que parece invulnerable al fracaso. Primero le ocurrió presentando Channel nº 4 en su edición de verano, sustituyendo a Ana García Siñeriz. Aquello no llegó ni muchísimo menos a agosto. A la primera de cambio, Cuatro decidió levantar el programa y esperar a que regresasen de sus vacaciones los titulares. Ahora acaba de suceder con Decídete. En otra cadena, Antena 3, pero en un horario muy parecido al de la anterior tentativa, las cinco de la tarde. La aventura ha durado dos semanas justas.

De todo esto surgen dos misterios. Primer misterio. Qué le falta que no tengan otras. Por qué hay quienes conectan con el respetable y quienes no lo hacen. Quienes, hagan lo que hagan, caen de pie. Y seducen, embaucan, se hacen dueñas y soberanas de la situación, mientras otras, teniéndolo todo para triunfar, se quedan a las puertas, que siempre es más duro que no ponerse a la cola. Y curioso es el caso de Susana porque no parecen faltarle ninguno de los atributos necesarios para el éxito. Los que saltan a la vista, y un desparpajo a prueba de bombas.

Y segundo misterio. Cómo es posible que esto no afecte a su autoestima. Otras y otros, con la mitad de frustración acumulada, se dedicarían a la vida contemplativa, incurrirían en el abuso de los ansiolíticos, se exiliarían a saber a qué mundos. Susana Molina tiene toda la pinta de volver a reinventarse y pelear por lo suyo. Susana debería, cuanto antes, ponerse manos a la obra, y escribir sus recetas, compartir sus secretos. Porque, estoy seguro, en cualquier momento regresará a los ruedos televisivos. Y nos sorprenderá.

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