Flipa este pobre y desmembrado país que aún se llama España por lo que desde uno de sus rincones ha perpetrado una televisión pública. Ni Telealpi Independiente hubiese apostado tan fuerte y de forma tan sectaria a la hora de publicitar la final de mañana. Juegan un equipo español y un italiano, pero resulta que en la región donde más madridistas hay tras Madrid y Andalucía ven a diario cómo el equipo italiano se solaza goleando al español.

Lo ha hecho la TV3, esa televisión que se creó como autonómica nutriéndose, como las demás, del erario de todos y que ha acabado, como las demás, convirtiéndose en correa de transmisión de las consignas de sus mandarines domésticos. Lo habitual en estas onerosas cadenas televisivas es estar a la orden de los gobiernos autonómicos y eso, ni más ni menos, es lo que hace la televisión catalana, estar a la orden de sus jefes inmediatos, los moradores de Sant Jordi.

Y esos inquilinos del Palau que alberga la Generalitat han aparcado su lucha contra el Gobierno central para arremeter contra el Real Madrid en su duelo contra un extranjero. Lo han hecho sin reparar que el club con más seguidores en Cataluña tras el gran símbolo catalanista, el Barça, es el Real Madrid y, claro, a esa legión de aficionados que tuercen por la causa del Realísimo se le llevan los demonios viendo cómo en el spot, Buffon lo para todo y Keylor no ve ni una.

Así está todo en este desmembrado país y hasta el fútbol es víctima del más exacerbado cainismo que imaginarse pueda. Visto lo visto, deben saber en esa televisión que le han hecho un flaco favor a su Barça del alma. Así como desde Laporta, el secesionismo se incrustó en sus señas, esto es como la guinda de la tarta. Tarta tan podrida que ese equipo tan loado por su fútbol de ensueño va a ver cómo sus seguidores al sur del Ebro, quizás también al norte, cabrán en una berlina.