ANTENA 3 alimentó la noche de los viernes con Tu cara me suena y Telecinco ha remedado la estrategia llevando Got Talent a los sábados, hasta ahora noche de coplas y de adictos a Podemos y a la bronquitis. Ahora también son las horas del artisteo variado del Tú sí que vales, origen en Mediaset de la franquicia internacional de ese Got Talent que Cuatro estrenó en España y donde cabe el roto de un friki o el descosido de una actuación circense. Y hay ventrílocuos (como una malagueña sorprendente y a la vez inquietante con sus dientes sonrientes), monologuistas, bailarines urbanos, peluqueros con katanas y voces de todo registro, edad y compostura.

Este Pequeños gigantes en adultos es un inmenso cajón de Ikea, lleno de fiambreras extraviadas y botes triplicados de orégano, donde cabe de todo y se percibe una sensación de caos que se redime con la sorpresa curiosa. Un caos que se agudiza entre los cambios de peinados y ropa del jurado, evidencia indisimulada de un montaje de selección interesada. Estamos ante un interminable paquete de palomitas que se devora con desidia y que se abandona o se recoge según las ganas de picotear, de zapear. No es del estilo de Gran Hermano VIP ni Sálvame, pero por si había algún adicto que desconfiaba de la envoltura hacia allá se marchó Jorge Javier Vázquez, con su rictus más desagradable, a hacer las veces de Simon Cowell. Y en un alarde de innovación Jesús Vázquez es también jurado y Santi Millán hace de Christian Gálvez. También hay dos aportaciones de Atresmedia, dos figuras abrigadas en la competencia que ahora Mediaset aprovecha su imagen limpia: Edurne y Eva Hache.

En Got Talent es como si España se nos desbordase de talento aunque en realidad lo que predomina es la imaginación, la buena voluntad y las ganas de figurar. Algunos participantes llevan consigo una cantimplora de simpatía y más de uno se embadurna la cara con cemento. La exigencia, ya lo sabíamos, no es el fuerte de nuestro prime time.