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La ciudad y los días

carlos / colón

Teatro, y malo

LLAMAR Gobierno del cambio a uno presidido por el PSOE, que es el que más tiempo ha gobernado nuestro país (1982-1996 y 2004-2011), es una broma. Si se consumara sería una alternancia más, como cuando González sucedió a Calvo Sotelo, Aznar a González, Zapatero a Aznar y Rajoy a Zapatero. También se ha hablado de segunda transición. Otra broma. Lo de ahora está a años luz tanto de la Transición como de la victoria de González el 2 de diciembre de 1982 que le puso fin.

Aunque a Sánchez le guste tanto llamar "histórico" a todo lo que hace y dice, empeñado en pasar a la Historia a empujones, la situación actual incluye novedades importantes -los ascensos de Podemos y Ciudadanos- que de momento no tienen rango de históricas. Salvo la emergencia de la extrema izquierda populista podemita, los elementos de continuidad son más que los de discontinuidad. Nada de fin del bipartidismo: pese a sus batacazos el PP ganó y el PSOE quedó segundo. Es una importante novedad el casi empate de Podemos con el PSOE, que le dio a la extrema izquierda una tercera posición nunca alcanzada por el PC o IU; pero no lo es la irrupción de Ciudadanos, que pretende abarcar los espacios antes ocupados por UCD, el sector más liberal del PP y el interesante pero fallido intento de UPyD.

El tremendo error de Rajoy ha permitido a Sánchez ejercer un liderazgo nacional que antes ni tan siquiera le reconocía su propio partido. Él mismo admitió ayer que lo ha logrado "porque Rajoy rechazó la encomienda del jefe del Estado". Sánchez ha jugado bien sus cartas. Y ha acertado al sumar a Ciudadanos. Pero, por mucho que repita "cambio" e "histórico", es una variación sobre temas conocidos. Que un socialista sea presidente del Gobierno no es un hecho histórico. Sí lo sería, aunque con hache minúscula, la poco probable participación de Podemos en su proyecto, trasladando los disparates perceptibles en gobiernos locales y autonómicos al de la nación. Pero esta novedad sería su mayor problema.

Los periodistas augures de Madrid dicen que todo es una jugada para presentarse de la forma más favorecedora a las elecciones del 26-J. Y que Iglesias pretende lo mismo para lograr el "sorpasso". Tal vez por eso Podemos no llama a lo que hoy empieza investidura, sino teatro. Teatro malo, puede decirse tras el disparate de las ofertas de tómbola de feria de pueblo que Sánchez hacía ayer a las fracciones podemitas y a IU.

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