SI los Telediarios están en su peor momento de audiencia y credibilidad es lógico que la dirección de TVE decida sustituir a los responsables de las secciones de los informativos. Si a esa determinación se le añade un oportunismo económico para rapiñear unos miles de euros a costa del personal, yunque fácil, la justificación está plenamente rematada.

Es verdad. Los Telediarios tienen que cambiar. Han de ser unos noticiarios más prestigiosos, atractivos y cercanos al espectador, con menos momentos estancos, más interactividad, con chispas de imaginación y, sobre todo, ganas de contar abiertamente los hechos, sin cortapisas ni miramientos. Nada de informativos troquelados, con afectación y aspecto higiénico hasta besar la indiferencia. Falta desparpajo y sobran broncas, como la de las lágrimas de María Casado en antena frente a Curri Valenzuela, qué vergüenza. A los Telediarios de TVE le faltan rostros reconocibles, conductores que sean de fiar, de confiar; rostros estables y reconocidos. Esto le está pasando a la cadena que ha sido cantera de informadores, de los que se nutren ahora las privadas (Cantero, Resano, Matías Prats, Ana Pastor, Vallés, el ahora omnipotente Piqueras…).

El panorama empeora al atisbarse que los cambios en los Telediarios no se efectúan con el interés de mejorar la audiencia, sino para construir unos programas de actualidad más dóciles hacia el Gobierno y sustentar una estrategia de limpieza de imagen de unos dirigentes rodeados por la corrupción. Quieren hacer de TVE una Intereconomía pública, al estilo de cadenas retógradas y rancias que nunca alcanzaron ni el 2% de la audiencia. Por algo sería. Unos Telediarios que cada vez se ven menos y un presidente de RTVE surgido de Telemadrid, cadena que la sigue un 4,5% de la audiencia de la capital. Hala. A hundir RTVE. Me malicio que esa es la lejana intención de Montoro, para después desmantelar en cómodos ERES un invento que nunca le ha gustado al PP.