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Gafas de cerca

josé Ignacio / Rufino

Tío Amancio

AQUÍ lo traducimos como Tío Gilito, pero al rico avariento cuyo sobrino era el Pato Donald lo bautizó Disney como Scrooge McDuck en homenaje a la tacañería de otro gran miserable de ficción, el Ebenezer Scrooge del Cuento de Navidad de Dickens. Es el de ellos un estilo de ser rico del que huyen como de la peste los plutócratas del mundo de hoy, que aconseja un estilo filantrópico que proyecte al exterior actitudes de caridad -a la postre, marketiniana-, mucho más defendible a la par que rentable. Un multimillonario que hace fluir a la sociedad en la que obtiene sus ganancias parte de éstas practica un juego ganar-ganar. Todas las partes obtienen provecho, aunque evidentemente de cantidad dispar: el empresario potentado, la imagen de su empresa y el entorno que recibe el feed-back de la generosidad del gran hombre. Tío Amancio no es como Tío Gilito, desde luego.

Tío Amancio ha amasado su fortuna desde la nada, a base de trabajo y exitosa estrategia. Su éxito es arrollador. Ninguna empresa de las colosales dimensiones que tienen Zara y otros emporios de quien es desde octubre el hombre más rico del planeta puede estar libre de sombras. La cadena de subcontrataciones a lo largo del globo, siempre buscando la máxima eficiencia -esto es, el mínimo coste para una producción y venta determinada-, tiende a degenerar en forma de explotación laboral: la traza suele perderse. Grandes marcas globales como Nike o Ikea han debido dar la cara ante evidencias de utilización de niños en sus procesos de producción (que, oh triste paradoja, suelen sentirse unos privilegiados). Tampoco Zara se libra de acusaciones de precariedad y destajismo. Aun así, la riqueza que el grupo empresarial de Ortega genera en España y fuera de ella es admirable, socialmente benéfica y económicamente necesaria (por no hablar de lo fácil que es pasar por alguien que tiene un estilito personal de la asequible mano de Zara).

Tío Amancio dona millones de euros a asociaciones benéficas ("Eso es porque desgrava al hacerlo mediante una fundación, en realidad es un evasor", dirá el francotirador preindustrial -o neomedieval- Made in Spain). La semana pasada anunció la donación de 17 millones de euros a la Xunta de Galicia para la renovación del equipamiento contra el cáncer en los hospitales públicos durante los próximos ocho años. Mientras, Inditex ha aumentado sus beneficios un 26% en el primer semestre del año. Ganar-ganar. Ojalá hubiera media docena de tíos Amancio es esta tierra.

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