PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

Trece personas duermen en la calle junto a las 'setas' de la Encarnación

IMAGEN de Sevilla en los soportales de la calle Imagen. Amanecer de un martes acelerado por lo que se avecina esta noche y mañana. Ya llevan varias horas en sus puestos los placeros de la Encarnación ordenando su mercancía. Ya están en el tajo bastantes operarios de los que acometen tareas muy diversas en la terminación del complejo Metropol Parasol. Ya suben gradualmente los decibelios de sus afanes, a la par que el incipiente tráfico rodado. Y ya son trece las personas que duermen al raso tan cerca de las prioridades municipales a la hora de invertir el dinero público y tan lejos de la dignidad y del bienestar.

De esta subida no se queja casi nadie. Lo tristemente habitual era que eligieran esa zona dos o tres vagabundos para embozarse en sus mantas, tumbados al pie de zapaterías, ópticas, tiendas de complementos y de ropa deportiva en las que nunca van a entrar. Ya son 13. A muy poca distancia de la sede del Ateneo que hoy tira 50.000 kilos de caramelos desde su cabalgata. Niños y mayores pugnarán por recogerlos del suelo. Los caramelos, claro. A los indigentes les dejaremos todos en el suelo, como siempre, tirados como una colilla de fumador sin techo.

Acurrucados a la par que alineados, ni olían los alimentos del flamante mercado donde no van a poner los pies, ni la puesta en marcha de las cafeterías cercanas, algunas la mar de beneficiadas por la gran cantidad de plaza conquistada para el acerado y el velador. Esta comunidad sólo rompe filas en busca de rebuscar en la basura y camino de los comedores benéficos cuando el tránsito de viandantes adquiere un vigor que ya no permite dormir a quien vive abstraído en sus frustraciones y dependencias. Como las aves nocturnas, tienen la habilidad de desaparecer de nuestra vista durante el día. Para hacernos el favor de no remover nuestra mala conciencia de individuos con tarjetas de crédito pero pobres de espíritu. Por no molestar, ni siquiera son demandantes de empleo, para no hacerles la competencia a los más de 200.000 parados que hay entre la capital y la provincia.

Las ONG Solidarios para el Desarrollo y Voces contra la Exclusión estiman que son unas 250 las personas que malviven a la intemperie en Sevilla, sin contar a otros tantos que sí duermen en los albergues. Sima de la invertida pirámide social del confort. Fracaso colectivo que no sólo atañe a los políticos. Cuando Sacyr acabe algún día el rompecabezas de las setas, ¿serán trece los vecinos de soportal y manta o habrá crecido el censo de desahuciados a quienes los mercados nunca van a rescatar?

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