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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Turismo: ¡estampida!

Es difícil ordenar el turismo masivo sin hacer peligrar los ingresos que procura. Pero alcanza lo intolerable

El turismo masivo -problema que afecta a Sevilla, otras ciudades europeas y hasta al Everest- como estampida de ganado. Lo pienso mientras disfruto en Trece de Una pistola para un cobarde de Abner Biberman. Fred MacMurray, Jeffrey Hunter y Dean Stockwell conducen su ganado cuando unos forajidos provocan una estampida. Y al grito de "¡estampida, estampida!" allá que van los pobres a intentar frenar la carrera enloquecida de las reses.

El turismo masivo es más difícil de reconducir que una estampida, aunque sea la de Río Rojo, la mejor de la historia del western. No se puede impedir porque afortunadamente en los países del primer mundo los ciudadanos disfrutan de bienestar y libertad de movimientos; y no se pueden aforar las ciudades como se hace con algunos monumentos y espacios naturales. Además los dineros que procura son importantes para todas las ciudades e imprescindibles para aquellas, como Sevilla, cuya economía no acaba nunca de despegar. Las antiguas familias venidas a menos alquilaban habitaciones y las ciudades que conservan los hermosos restos de su esplendor y el atractivo de las leyendas se venden a sí mismas convirtiéndose en parques temáticos. Caso de Sevilla.

Comprendo la dificultad de ordenar el turismo masivo y minimizar sus daños sin poner en peligro los ingresos que procura. Pero está alcanzando lo intolerable. Reproduzco titulares recientes: "Robos, basura, juergas y hasta anuncio de orgías: turismo masivo en el centro de Madrid", "Amsterdam se une a las ciudades europeas que luchan contra el turismo masivo", "La última víctima del turismo masivo (y quizás de Juego de tronos): el muro de Adriano", "Caos en el Everest: el mayor atasco de su historia provoca varios muertos"; "Los turistas están destrozando los campos de tulipanes: Países Bajos dejará de promocionar sus principales atracciones", "Cruceros en Bilbao: ¿bendición o turismo masivo?". Una reciente imagen de apocalíptico simbolismo: uno de esos cruceros gigantescos que los venecianos están hartos de denunciar chocando con otro barco y el muelle en el puerto de Venecia.

Pero nosotros vivimos de lo que vivimos. Así que para esta Sevilla que va por la senda de Venecia, Barcelona o Amsterdam es una buena/mala noticia (también para los sevillanos viajeros) la futura línea Sevilla-Nueva York. Ya saben: "Os recibimos, americanos, con alegría, olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía".

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