Oliendo como ya huele a Semana Santa, los actos que ayudan a conformar la gran fiesta de la ciudad empiezan a prodigarse. Conferencias como aperitivo de la sarta de pregones que amenazan, exposiciones semanasanteras con el Mercantil convertido en expositor de guardia donde se suceden las muestras que las más diversas hermandades sacan a la luz y ensayos de todo tipo colman la agenda en este tiempo en que el olor se trufa con la constatación de que el tiempo galopa imparable hacia los días señalaítos. Ya mismo nos encontraremos, cualquier noche y en cualquier calle, el ensayo de costaleros que llevan música enlatada y como martillo del automovilista que no contaba con ese obstáculo en el camino de vuelta a casa. Aún falta para la Pasión, pero ese olor a la gran ilusión ya se hizo tangible y habita entre nosotros. Como verá, soñar es gratis, qué dolor.