ZAPATERO privatiza hasta el Gordo de Navidad y Barajas para hacer caja, con el fin de que nos comamos los polvorones con permiso de Merkel. Monteseirín fue precursor pero al revés: privatizó de tal manera la Plaza de la Encarnación que a los sevillanos nos cuesta más del doble de lo previsto la construcción del Metropol Parasol y su explotación comercial durante 40 años por Sacyr. ¿Qué dirían los mercados de esta inversión a la sevillana?

Por vez primera, un presidente del Gobierno español no va a estar en la Cumbre Iberoamericana, foro de alto nivel que inventó España y en el que se defienden intereses muy importantes para nuestro país y nuestras grandes empresas. Zapatero se atornilla al Consejo de Ministros para ser él y no Rubalcaba quien dé la cara mañana a la hora de confirmar que los parados de larga duración se quedan sin subsidio a partir de febrero, ahí es nada. Estamos salvados porque Monteseirín sí va a Argentina. Igual que fue a Río de Janeiro al Foro de la Alianza de Civilizaciones pese a que Zapatero, padre de esa criatura diplomática, canceló su presencia por otra oleada de urgencias económicas.

La presencia de Monteseirín en la capital argentina es totalmente innecesaria. La excusa es un certamen anual latinoamericano de cineastas y productoras. Eso no es Jauja, pibe. Y dice que va a apoyar a 13 productoras sevillanas, que acaban de reunirse en Madrid para testimoniar un S.O.S. porque Paulino Plata, consejero de Cultura, les va a recortar un 70% las ayudas y temen desplomarse en un año. Esa es la realidad, y no el tango que se quiere marcar el alcalde, presto a contactos fuera de Sevilla para hacer amigos buscando un cargo tipo chollo en el que solazarse tras abandonar el Ayuntamiento.

Ya podría privatizar Mercasevilla y solucionar así parte de la morosidad municipal. Entiéndanme: privatizarla en buena lid. Porque esa empresa que él preside está privatizada en favor de la desvergüenza.