La ciudad y los días

carlos / colón

Unidad de destino en la mangancia

SEGÚN el último Barómetro Joly el PSOE ganaría hoy las autonómicas sin crecer en votos, a costa de la caída del PP. Mientras el crecimiento de IU, y sobre todo de UPyD, afianzaría la crisis del bipartidismo.

Por lo visto todavía hay quien cree que las siglas siguen representando ideas y valores que marcan diferencias esenciales entre unos y otros. Se les olvida que existe un elemento igualador más fuerte que todos los que puedan diferenciarles: el que primero los ilustrados franceses y después -y sobre todo- los románticos alemanes llamaron el espíritu de los pueblos. Los nazis le sacaron mucho jugo, exprimiendo el paso que dio Hegel del espíritu del pueblo al de la nación.

Es una exageración teñida de idealismo y enferma de generalizaciones abusivas. Pero que algo de verdad tiene si se la toma con cautela y sin incurrir en la mística que aún hoy afecta a tantos vascos y catalanes. Lo que de verdad tiene esta invención ilustrada y romántica se demuestra en la similitud de comportamientos entre demasiados políticos. Si algo han demostrado los mil y un escándalos de corrupción que nos afectan es que tanto se roba (presuntamente, claro) en la Valencia popular de Gürtel como en la Andalucía socialista de los ERE, en el Madrid popular de Bárcenas como en la Cataluña nacionalista de CiU. Junto a la selección, la corrupción es el más formidable elemento de cohesión nacional.

Este fenómeno, además de hermanarnos territorialmente, también lo hace socialmente: en la danza de los imputados bailan miembros de la Familia Real, banqueros, políticos o sindicalistas. Ni clase social, educación, región, partido o ideología suponen una frontera que defina comportamientos. Como consecuencia de 40 años de dictadura se forjó la ilusión de que la derecha era necesariamente trincona y ostentosa, mientras la izquierda era genéticamente honrada y sobria. En su campaña del 82 el PSOE presumía de cien años de honradez.

Desgraciadamente los hechos demostraron que este no es país para Besteiro. A su vez la derecha, que tan trabajosamente se reinventó tras el franquismo, siguió el mismo camino así que tocó despacho. Un símbolo de esta unidad de destino en la mangancia es Bankia y sus consejeros del PSOE, PP, IU, UGT y CCOO. Visto lo cual, prefiero el bipartidismo que limita a dos partidos este mal hispánico al parecer inevitable.

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