La tribuna

Manuel F. Sánchez Blanco Y / Juan María López Espinar

Urgente: rescatemos la construcción

EL mensaje está muy claro; a lo largo de estos dos años y medio de crisis se ha demostrado que el sector de la construcción y promoción de viviendas es básico e imprescindible para la economía de nuestro país. Es el único que hoy por hoy puede generar millones de puestos de trabajos directos e indirectos. Creemos también que no hay otra alternativa que rescatar la plena actividad de este sector con urgencia. Opinamos que solucionando el problema del desempleo, tan dramático, se irán solucionando los demás problemas económicos. Como simples ciudadanos tenemos el deber de aportar al debate de la crisis y sus soluciones, nuestra opinión y nuestros conocimientos. Por ello pasamos a continuación a reflexionar sobre estos temas.

1. El problema de las viviendas construidas y sin vender.

Es un problema que hay que ir resolviendo poco a poco, pero no debe ser freno para la nueva actividad promotora y constructora de viviendas tasadas (así las llamaremos).

--¿Pero qué dicen estos locos? ¿Construir más viviendas, teniendo 1.000.000 de ellas sin vender?

-Pues sí

Veamos. El mercado actual de viviendas, está demandando el siguiente producto: vivienda protegida o no de 2 ó 3 dormitorios, de 60 o 70 m2 útiles, con plaza de garaje y trastero; a un precio de 120.000 euros como máximo.¿Hay entre las de 1.000.000 algunas que cumplan estas condiciones?

--No.

-Está clarísimo, pues, que no hay exceso de oferta de viviendas demandadas

--¿Qué haremos entonces con ellas?

Bajarlas de precio hasta donde se pueda, alquilarlas, aguantarlas hasta tiempos mejores.

-Hombre, es que entonces metemos a los bancos en un buen apuro.

Los bancos tienen asumido, que no digerido, este marrón inmobiliario y ellos tienen recursos para soportarlo. Vendrán tiempos mejores y entonces podrán vender sus inmuebles y recuperar así sus préstamos promotor.

2. Dónde buscaremos la financiación para las nuevas viviendas.

Es obvio que pedirle a la banca privada que financie las nuevas viviendas es absurdo, además de imposible. Creemos, por lo que leemos a los expertos, que hasta 2012 no saldrán de ese marrón inmobiliario al que nos referíamos. ¿Podemos esperar hasta entonces? Nos parece que no, el tiempo apremia.

-¿A dónde acudiremos para financiarnos?

Debemos reclamar una banca pública hipotecaria, tal como la tuvimos hace algunos años. Debemos rescatar el sistema de cupos para controlar el mercado desde este nuevo organismo. La hipoteca de la vivienda es lo último en dejar de pagarse si su cuota es acorde con los ingresos, como las que resultarían de las viviendas que venimos mencionando, no más de 400 euros mes.

-¿Cuántas viviendas deberemos construir, para poner en marcha la maquinaria?

-Los expertos hablan de 300.000. El mercado lo dirá.

3. Rehabilitación

No es una solución por sí sola, ya que dudamos que pueda tirar de la construcción y también dudamos de su efectividad; porque ¿están los propietarios actuales de esas viviendas en condiciones de embarcarse en esta aventura? Nos parece que no, por muchas subvenciones, facilidades de financiación, etcétera. que se les dé. Ésa no es la dirección; como complemento, quizás, pero nada más.

4. Por un suelo viable.

El nuevo producto del que venimos hablando requiere suelos capaces de contenerlo. Nos referimos a suelos urbanizados o semiurbanizados con parámetros urbanísticos (densidad de viviendas y edificabilidades) suficientes para hacer viables las promociones de estas viviendas. Urgen medidas en este sentido desde el gobierno autonómico, muy claras y concisas. El baremo de dos VPO por una vivienda libre es un acierto que debe ir acompañada por su correspondiente edificabilidad. Necesitamos "cintura" para salvar los obstáculos que se opongan a nuestro objetivo, que no es otro que lograr de nuevo actividad.

5. Dejemos de demonizar el sector. Aún hoy seguimos oyendo, después de dos años y medio de paralización del sector, opiniones contra los promotores de viviendas, y no sólo provienen de personas o ciudadanos corrientes, sino de personas con responsabilidades políticas y de gestión. ¡Basta ya! Seamos serios, y atendamos a lo que importa. Es preciso rescatar con urgencia a esos 300.000 empresarios de la construcción y la promoción de viviendas, porque sólo ellos nos sacarán de la crisis, con la ayuda financiera del Estado. El Estado ha ayudado a la banca, ha ayudado al sector del automóvil. ¿No merece este sector ayuda? Parece que alguien esté castigándolo. Se equivoca y pronto debe cambiar de criterio.

La locomotora de nuestra economía, mal que les pese a algunos, es la construcción de estas viviendas tasadas; carece el mercado de esas viviendas que ahora se demandan. ¿A qué esperamos?

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