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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Uribes y la revolución del respeto

Lo escrito, dicho y hecho por ese buen fichaje que es Rodríguez Uribes choca con este Gobierno

En un artículo publicado en El País el 17 de febrero de 2004, el nuevo ministro Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, pedía "libertad de investigación y libertad ideológica (…) con la única guía de la razón, del trabajo y del compromiso firme con la democracia, el pluralismo y los derechos humanos". Y terminaba exhortando: "¡Andemos de una vez por todas sin muletas y acabemos con esa España inferior que ora y embiste, cuando se digna a usar la cabeza (Antonio Machado dixit)".

Por lo que he leído de él y sobre él, el nuevo ministro no ignora que si hubo o hay una España de derechas que ora y embiste, hubo o hay otra de izquierdas que pontifica y embiste. Nuestra historia es pródiga en embestidas entre ambos que nos arrastraron a todos a la catástrofe. Demuestra que no lo ignora otro artículo publicado en el mismo diario el pasado mes de agosto reclamando "la revolución del respeto" de Fernando de los Ríos: "Vivimos malos tiempos en España para esta cultura de las normas que nos civiliza. (…) La descortesía parlamentaria instalada en nuestro parlamento y en las asambleas legislativas de las comunidades autónomas contribuye a que nos encontremos en una grave crisis de convivencia (…). En las primeras legislaturas de la democracia, si un diputado llamaba a otro fascista o rojo, el presidente le llamaba al orden y a la cortesía parlamentaria. El recuerdo de la guerra (in)civil y de la dictadura de Franco estaba muy presente. Ahora (…) se lanza el exabrupto como si fuera aceptable en una democracia parlamentaria, (…) volviendo a la peor dialéctica del amigo-enemigo de funesto recuerdo en nuestro país y en Europa. (…) Respetar las normas que nos hemos dado en el espacio público, también las reglas del trato social y de la cortesía parlamentaria, no nos hace menos libres sino más civilizados y más iguales en la libertad".

Se puede esperar mucho de este hombre. Lo que no sé es como le irá en un Gobierno en el que participan quienes usan y abusan del insulto, se saltan a piola las normas y faltan a la más elemental cortesía parlamentaria. Apoyado por quienes aseguran en sede parlamentaria que les importa un comino la gobernabilidad de España y se apiolan, no ya las normas mínimas de cortesía, sino la mismísima Constitución. Por no hablar de los malos modos, descortesías y groserías -incluso para con el Jefe del Estado- de quien preside este Gobierno.

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