Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El VAR exime de culpa al árbitro y copa el tercer tiempo

El papel del juez está devaluándose y eso le da dolor de cabeza a los antaño beneficiados

Cuando el fútbol de toda la vida, ese fútbol que se regía de forma natural y sin injerencia alguna de artefactos como el VAR de nuestros días, de lo más atractivo que tenía era el tercer tiempo. Ese tercer tiempo que en el rugby se emplea para el estrechamiento de amistades y el borrón y cuenta nueva, en el fútbol se dirimía con un apasionamiento que hasta se rompían relaciones por si fue penalti o no el sufrido o el escamoteado, que tanto daba.

Hogaño copa ese tercer tiempo echarle la lupa al VAR, que sólo suele hacerse cuando juega en contra del equipo de uno. Pero en esta jornada última hubo una jugada que ha acaparado las discusiones. Fue la que propició el penalti a Semedo que materializó Messi para poner por delante al Barça en Orriols. Y así como cualquier novela tiene planteamiento, nudo y desenlace, ahora se pretende que en las revisiones del artilugio se vaya al Pleistoceno para el veredicto.

Un fuera de juego de Griezmann diez o doce toques antes del pase definitivo a Semedo ha sido, es y seguirá siendo motivo de discusiones más o menos acaloradas, más o menos fundamentadas y más o menos creíbles. Con la de cosas que pasaron desde que, sin haber intervenido, el francés salió de la posición ilegal se pretende que el VAR entre de lleno en lo que puede considerarse como génesis de la jugada y la verdad es que los que venimos del fuera de juego en línea no lo acabamos de ver.

La regla del fuera de juego es la más controvertida de cuantas forman el reglamento futbolístico, pero se complicó mucho más cuando se implantó esa especie de fuera de juego retroactivo por el que el jugador paga una larga condena por un instante descolocado. Sabíamos que el VAR no iba a tener una vida plácida, claro que no, pero lo que ni a imaginar es que el árbitro se convirtiera en una figura decorativa, lo que provoca la ira de los que sólo obtenían beneficios de ellos.

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