ALGUNOS no repararán en ello. Pero intuimos que a partir del próximo fin de semana ya no podremos ver haciendo tándem a María Casado y David Cantero. Por lo menos hasta septiembre. Con la llegada de las vacaciones llegan los turnos. Y los informativos siguen emitiéndose, claro que sí. Pero ya nada es lo mismo.

Decía el teniente Colombo en la resolución de uno de sus casos, tras detectar varias botellas de cava sin descorchar junto al cuerpo del delito, que allí había algo extraño. Que el juego de seducción estaba precisamente en las burbujitas, en el descorche, en los minutos previos. Y que esos eran los momentos importantes, significativos, relevantes. También nosotros los domingos, esos días que matan más hombres que las bombas, necesitamos ejercitar ese juego de seducción con María y con David. O mejor dicho, que ellos lo establezcan con nosotros. Las noticias, a estas alturas de la película, son un pretexto. Hasta que llegan las tres de la tarde, todo es televisión pregrabada ante nuestros ojos. Tiene que llegar esta hora para que la autenticidad, la vida real, nos salpique desde la pequeña pantalla. Y esa verdad rara vez se da en las crónicas. Esa verdad se gesta y se cuece en el plató. Y es la que hace que nos sintamos acompañados y esbocemos una sonrisa cómplice. Tan de agradecer. En su último fin de semana, David y María se llamaron por los apellidos. "Cantero nos abandona", dijo María. "Pero Casado es mucho Casado", respondió David. Resulta que David, después de presentar el sábado la primera edición, volaba a Viena para presentar "desde donde estaba la noticia". Toni Garrido emitió Asuntos propios, esa cumbre, desde los Cursos de Verano del Escorial. Con Ana María Matute logró unos instantes de magia que fue imposible sustraerse. Estas vacaciones lo echaremos de menos, como al tándem Casado-Cantero.

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