La foto del padre y la hija salvadoreños ahogados en el Río Bravo ha conmocionado al mundo. Él se llamaba Óscar y tenía 25 años; su hija, Valeria, tenía un año y 11 meses. El cuerpecito de la niña está dentro de la camiseta del padre, como si en su desesperación por no perderla la hubiera metido bajo ella, y un bracito le rodea el cuello. Desgarrador. Desolador. Atroz. Ya se verá cuánto dura la conmoción, si tienen efectos este desgarro y esta desolación, y si hay forma de impedir estas atrocidades. ¿Quién se acuerda de la foto de Aylan, el niño de tres años cuyo cuerpecito muerto en una playa turca también conmovió al mundo? ¿Qué efectos tuvo?

Lo peor es que nadie con poder y medios aporta soluciones realistas y viables a esta tragedia afrontando dos hechos incontrovertibles: Latinoamérica y África acumulan regímenes fallidos que generan violencia y pobreza extrema, y ni los desesperados latinoamericanos caben en EEUU ni los africanos en Europa. Las causas de lo primero son distintas y complejas. Y no basta el habitual recurso a la colonización y los procesos de descolonización. Son un factor importante, pero no el único. La independencia de todas las naciones latinoamericanas, menos Cuba, se produjo entre 1809 y 1844, mientras que los procesos de independencia se dieron en África entre 1957 y 1975. Al parecer da igual que hayan pasado dos siglos o 50 años.

En cuanto a la acogida, dejémonos de hipocresía. ¿Qué resultados tendría un referéndum europeo sobre los costes económicos y sociales del acogimiento de todos los migrantes garantizándoles todos sus derechos, lo que además no excluiría las intervenciones humanitarias en los países de origen? ¡Si ni tan siquiera hemos sido capaces de erradicar la vergüenza de que en Andalucía estén los barrios y municipios más pobres de España!

Y la realidad está ahí. 1.020 migrantes han muerto tratando de llegar a las costas españolas entre 2018 y abril de 2019. El número total de víctimas excede las 35.000. Y crece el número de desesperados -del triángulo Guatemala, Honduras y El Salvador- que intentan pasar a EEUU. Y con ellos el de las víctimas. Cerca del Río Bravo en el que se ahogaron Óscar y Valeria, las autoridades de Texas han hallado los cadáveres de una mujer joven, un niño y dos bebés muertos de deshidratación. No hay fotos. Pero da igual que las hubiera.