Vuelve la lluvia y seguramente será al rebufo de la primera, y única, procesión de esta cuaresma. Pero la lluvia no será impedimento para el paliativo que hoy va a darse bajo las bóvedas catedralicias. Sin salir a la calle y con el aforo muy reducido por culpa de la plaga que nos ha caído encima, el Vía Crucis de las Hermandades, ese acto que era como el pistoletazo de salida para lo que estaba por venir, va a celebrarse llueva, ventee o haga frío. Según aventuran los expertos va a ser así, pero nada impedirá que hoy paliemos el insoportable síndrome de abstinencia en torno al Cristo de la Corona, esa imagen que afloró en este siglo tras muchos de anonimato. En el recuerdo, cómo hace un año se abarrotaron las calles de Sevilla para acompañar al Cristo de los Gitanos desde su casa a la Catedral. Hoy las calles estarán vacías, pero dentro de la Seo nos consolaremos, algo es algo.
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