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crónica personal

Pilar Cernuda

Viernes clave

LA credibilidad del Gobierno en materia económica pasa porque acierte en el Consejo de Ministros de este viernes, cuando apruebe la reforma del sistema financiero que exigen desde hace años todas las entidades financieras y políticas internacionales y que exigía también el PP cuando era el principal partido de la oposición.

Un viernes clave, básico, cuyo alcance va mucho más allá de la reforma: el Gobierno de Rajoy no ha logrado transmitir confianza en la dureza de las medidas que ha acometido, ya no sirve el repetido argumento de que encontraron las cosas mucho peor de lo que esperaban, y el empeño de Rajoy de no aparecer excesivamente ante los medios de comunicación no facilita las cosas. Se expresa bien, sabe explicar sus decisiones, utiliza un lenguaje que todo el mundo entiende, como demostró días atrás cuando se dejó entrevistar por Carlos Herrera, y no se comprende por tanto su reticencia a dar la cara. Se entiende menos aún cuando la situación es tan desesperanzadora, lo que tendría que hacer pensar al presidente que los españoles, más que nunca, necesitan datos y argumentos sólidos de sus dirigentes para no perder la confianza en el futuro.

Sáenz de Santamaría, Guindos y Montoro tienen listo el decreto que regula el sistema financiero. El paso del tiempo demuestra que se han cometido errores muy graves en el sector cajas, ni se acertó cuando se les dio manga ancha, cuando no se atendieron los informes de la inspección del Banco de España, cuando se politizaron hasta límites de escándalo y cuando después fueron obligadas a fusionarse casi de cualquier manera para ver si así se salvaban las cajas en situación crítica. Ocurrió lo que dice la lógica, que contaminaron a las más solventes.

Hoy, con la mirada puesta en el viernes, Rajoy y sus ministros no pueden tener delante peor escenario: la gente ha perdido la fe en los responsables políticos, la situación de Bankia llena de angustia a diez millones de españoles que tienen allí sus ahorros y que no creen las palabras tranquilizadoras, un hombre del prestigio de Rato no ha podido hacer carrera de una entidad en la que ha metido mano política todo el mundo y que ya llevaba semanas sintiendo sobre su cabeza la espada de Damocles de la nacionalización; un escenario con la prima de riesgo en índices de infarto, las empresas de rating -que también especulan- calificando las entidades españolas con las peores notas, el Íbex con unos índices también de infarto, y con un porcentaje muy alto de españoles que han "comprado" la tesis de que se da a los bancos el dinero público que se niega a educación y sanidad, idea que evidentemente provoca indignación a quienes sufren toda clase de recortes y además no logran que ningún banco les conceda un crédito con el que solventar sus problemas más inmediatos.

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