Visto y Oído

Antonio / Sempere

Viva Mariano

HABRÍA sido posible que Mariano Peña hubiese interpretado a la protagonista del musical Priscila, reina del desierto si antes no hubiese encarnado a Mauricio Colmenero en Aída? La respuesta es claramente negativa. Sin su presencia en la serie, el actor onubense no estaría hoy en el escenario del Teatro Alcalá de Madrid. A pesar de haber recorrido tantas tablas, de haber recorrido tantos kilómetros, de haberse curtido en tantas batallas. Lo recuerdo en el Centro Andaluz de Teatro. En alguna de esas giras celebradas antes de que ocurriese el fenómeno.

Mariano Peña cuenta cómo recibió la propuesta de protagonizar Priscila. Convencido de que iba a ser un pelotazo. Y tanto que lo será. Además de suponer, en cierta medida, un acto catártico. Tras el personaje homófobo llega el más libre que imaginarse pueda. De un arco a otro del espectro. Y mucho que nos alegramos por Mariano, porque Priscila, reina del desierto va a tener cuerda para rato. Primero en Madrid, después en la gira.

La televisión sigue dando estas oportunidades a los cómicos. Dándoles una visibilidad insospechada. Convirtiéndoles en alguien de la familia. Normalmente esto ocurre a los más jóvenes, que de la noche a la mañana se convierten en portada y carne de photocall. Y vemos la marea y nos marea. Pero de vez en cuando también le sucede a un actor hecho y derecho como Mariano Peña. Que lo ha dado todo y lo ha viajado todo. Y nos alegramos sobremanera. Porque siempre hemos apreciado en su rictus una ternura latente por debajo de su apariencia recia. Este viaje a bordo del Priscila no llega por casualidad. Es un premio a una larga carrera. De alguien que partió del sur. Al laíto de Huelva.

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