FERIA Tiempo Sevilla | Este martes se espera que sea el día más caluroso en la Feria

¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

¡Viva Sevilla libre!

En este Parlamento de la diversidad, la otredad y la alteridad se echa en falta la voz independiente de Sevilla

Sevilla nació aproximadamente en el siglo VIII antes de Cristo. Lo hizo, según estiman los arqueólogos e historiadores, en un cabezo a salvo de las crecidas del río y las mareas del Ligustino, más o menos en la Alfalfa, de ahí que en esta plaza-foro siga existiendo un cierto sentimiento identitario y un complejo de sevillanía vieja que poco tiene que envidiar a los delirios de Sabino Arana. Cuando no hace mucho, durante las excavaciones que se estaban desarrollando en el Patio de Banderas, Miguel Ángel Tabales y su equipo encontraron el que, hasta la fecha, es el resto más antiguo de la actividad humana en la ciudad -una cocina muy rudimentaria rodeada de trozos cerámicos- , el supremacismo alfalfeño estuvo a punto de derrumbarse. Pero no hay prueba científica ni racional que pueda con el nacionalismo y pronto surgió una teoría que explicaba tan desconcertante hallazgo y que fue pergeñada por el doctor Ismael Yebra: eran los restos de una paella de una familia de domingueros de la Alfalfa que pasaron un plácido día de campo a las orillas del río.

Sin embargo, por encima de estos debates identitarios de barrio, está el gran nacionalismo sevillano, que es muy de boquilla en el bar y de pegatina en el coche, pero que no termina de encontrar su expresión política moderna, la que debería tener una ciudad que era una realidad antes que la Cristiandad, el reino de León, Cataluña, Andalucía, España o la Unión Europea. Sevilla es un hecho incontestable, físico, histórico, pero sólo durante la Primera República, con la proclamación del Cantón de Sevilla, encontró su plena autonomía política durante uno de los episodios más hilarantes de nuestra historia local, que fue aplastado, laus deo, por el general Pavía, el mismo que dio nombre a los churros de pescado. Otro espadón, el legendario Merry Gordon, le dijo a un jovencísimo Pepote, cuando fue a hacerle una visita de cortesía a su despacho de Capitanía tras ganar el PSOE las primeras elecciones: "¿Rodríguez de la Borbolla, como la avenida de ahí al lado? ¿Y cómo se ha hecho usted rojo? Le diré una cosa, Borbolla: para que funcione bien España hay que desconejarla cada cierto tiempo". Pavía desconejó Sevilla y se acabó el sueño de una ciudad libre e independiente. Ahora, en este parlamento de la diferencia, la diversidad, la otredad y la alteridad, se echa en falta la voz independiente de Sevilla. Quizás es hora de fundar algo así como el PNS, el Partido Nacionalista Sevillano, con el que reclamar lo que La Moncloa y San Telmo, paradojas de la vida, nos niegan: la SE-40, una red de Metro, o el canal Sevilla-Bonanza si se tercia... Si Teruel lo ha conseguido, nosotros, hijos de mil leches culturales, también podemos. Pues eso, ¡viva Sevilla libre!

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