soltando grillos

josé Manuel Atencia

Volvemos todos al cerdo

Lo más llamativo del Gobierno, tras dos citas electorales y 315 días de espera, es que lo sigue presidiendo Rajoy y mantiene hasta siete de los diez ministros con los que terminó la legislatura

aL igual que ocurre con los presupuestos o con los ejecutivos regionales, el periodismo local tiene cierta tendencia a provincializar los gobiernos. En esta ocasión, en el reparto por comunidades autónomas, a Andalucía le han tocado cuatro ministros: siguen en sus cargos Fátima Báñez (Empleo) y Cristóbal Montero (Hacienda), y se incorporan dos más. En el Ministerio de Asuntos Exteriores, coloca al diplomático Alfonso Dastis, que nació en Jerez, aunque por allí se le haya visto poco; y se lleva a Juan Ignacio Zoido para el Ministerio del Interior. Este último, territorialmente hablando y para ser precisos, se podría decir que es sólo de Sevilla. Como en este país resulta a veces mucho más importante que un ministro sea del pueblo de uno, a que sea, por ejemplo, inteligente; hay una cierta alegría generalizada por este derroche de políticos andaluces del PP en el Gobierno de España. En el caso concreto del PP de Sevilla, por el "orgullo" de la inclusión de Zoido, de quién han afirmado que su prioridad "es y será Sevilla", que ya es difícil tener como prioridad en el Ministerio del Interior una capital de provincia.

Mirarse al ombligo para buscar el lugar de nacimiento de un ministro no es una exclusiva de los periodistas, también es un juego en el que entran los dirigentes políticos de los otros partidos. En las horas previas a que Rajoy anunciara su gabinete, el vicepresidente de la Junta y consejero de la Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, no se le ocurrió otra cosa que mostrar su confianza en que el presidente del Gobierno colocaría a "algún andaluz" en el consejo de Ministros para a ver si así "se le mueve el alma y resuelve ya el déficit histórico" que su ejecutivo le reclama al Estado. De momento, a tenor de las reacciones que hemos podido leer y escuchar estos días, al único que se le ha movido el alma con los nuevos nombramientos ha sido al Ejecutivo andaluz viendo a Montoro de nuevo en Hacienda.

El lugar de origen es una unidad de medida bastante cateta, pero goza de muy buena salud periodística. Rajoy nunca ha sido muy celoso con los denominados equilibrios territoriales, de hecho ha optado casi siempre por gobiernos muy centralistas. Para esas cosas los socialistas han sido siempre mucho más cuidadosos. Recuerdo una remodelación que realizó José Antonio Griñán en uno de sus ejecutivos en Andalucía con la que logró la cuadratura del círculo en el equilibrio territorial. Salieron de su Gobierno cuatro consejeros de Almería, Granada, Huelva y Málaga, y entraron otros cuatro nuevos consejeros de Almería, Granada, Huelva y Málaga. Los relevos fueron de tal precisión geográfica que en el caso de la provincia de Málaga se sustituyó a una consejera de Antequera por un consejero del mismo pueblo. Y la sustitución se produjo, además, al frente del mismo departamento.

Como diría él mismo, Rajoy ha hecho un Gobierno de derechas como Dios manda. Con más hombres que mujeres; aunando la experiencia con la poca renovación y dejando de lado los cantos de sirenas que le pedían la entrada de la nueva generación de dirigentes del PP. El presidente del Gobierno, con lo que ha pasado en los últimos diez meses, ha debido pensar que una cosa es enviar a Casado o Maroto a un debate en televisión y otra bien distinta ponerlos a gestionar una porción de los presupuestos generales del Estado. Rajoy se refuerza a sí mismo, tituló el diario El Mundo de su gobierno.

Cuentan que en el año 2011 cuando Mariano Rajoy decidió colocar al frente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a Miguel Arias Cañete, el dirigente popular gaditano, que aspiraba al cargo de Ministro de Asuntos Exteriores, comunicó a sus allegados su destino con una frase muy gráfica: "Yo vuelvo al cerdo". Arias Cañete ya había tenido esa responsabilidad en la segunda legislatura de José María Aznar y fue evidente que repetir otra vez en el puesto no era lo que había soñado. Más de la mitad del Gobierno de Rajoy -metafóricamente hablando- ha vuelto al cerdo, o mejor dicho al cargo en el que ya estuvo antes. No es lo que había soñado algunos, pero allí estarán de nuevo.

Con todo, después de lo ocurrido en los últimos trescientos días en España y tras dos citas electorales seguidas, lo más significativo del Gobierno de Rajoy es que lo sigue presidiendo Rajoy y que mantienen a siete -competencia arriba, competencia abajo- de los diez ministros que le quedaban en funciones. Sin duda, para abrir una legislatura de diálogo y acometer una profunda transformación en los modos de gobernar por la ausencia de mayoría en las Cortes, no hay nada como empezar la legislatura dejándola prácticamente igual que como acabó.

No sólo Miguel Arias Cañete en su día, también ahora volvemos todos al cerdo.

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