Nada que ver el talante con que se afronta este partido de vuelta en comparación con el estado de ánimo que rodeaba al equipo en su viaje de la pasada semana a la tierra de Drácula. Aquella mohína en el ánimo tras su enésimo titubeo de local ha dado paso a una espectacular subida anímica por la lección de compromiso dada este último domingo en el centro geográfico de la península ibérica, léase Getafe, Coliseum Alfonso Pérez.

Reaparece la competición favorita del Sevilla para otro sarao nocturno en que el disfrute se asegura prácticamente. El gol de En-Nesyri en la ida allana el camino de forma indudable, por lo que este turno de vuelta se presenta como de alfombra roja para que el Sevilla escale un peldaño más en busca de su sexto título. Un empate a uno en la ida supone que el billete para la próxima estación se esté diligenciando de forma adecuada, si es que no está ya adquirido.

Pero es que a ese resultado tan positivo hay que unir la diferencia existente entrambos rivales, que resulta sideral a todas luces. Si esa diferencia ya quedó evidenciada cuando la tropa andaba en horas bajas, tras el subidón de este pasado domingo debe acrecentarse. Getafe ha sido un lugar para la catarsis, mayormente anímica. Punto de inflexión para un Sevilla acorde con lo que parecía garantizar cuando iba a paso de oca en la competición doméstica, algo que parece a punto de reaparecer.

Dudar de que el Sevilla tiene más opciones de éxito que el Cluj no tiene sentido, pero fútbol es fútbol (Boskov y muchos más dixit), las celadas son imprevisibles y todo lo que no sea salir con el cuchillo en la boca es de sumo riesgo. Nuevamente hay cita con la competición mejor acogida en Nervión y zona de influencia, fiesta asegurada cuando se ice el telón y seguramente cuando se arríe. Liga Europa en el Sánchez Pizjuán, zafarrancho de combate, ¿le suena de algo?