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Juan Antonio Solís

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Wenger lo dice y Mbappé lo hace

La estrella francesa da una lección de cómo estirar un campo que cada vez se hace más pequeño

APOSTABA Arsène Wenger por una futura campeona del mundo con extremos desequilibrantes. Y para darle la razón a su compatriota, horas después Kylian Mbappé dio ante los resignados polacos una disertación de lo que debe ser un extremo moderno, capaz de pisar el área desde la cal, a pierna contraria, para lanzar misiles inteligentes a la portería, pero también capaz de emular a aquellos extremos clásicos, que tanto nos deleitaron en el fútbol de nuestra niñez, cuyo cometido principal era encarar al lateral achaparrado y marcharse de él.

Hay que abrir el campo. Igual que el tiempo es relativo en un partido de fútbol y se expande o contrae en las mentes de futbolistas y aficionados (ni por asomo es lo mismo un tiempo añadido de 10 minutos para el que pierde que para el que gana), también los algo menos de tres cuartos de hectárea que suele medir un terreno de juego se estira o mengua según el despliegue de los actores.

Y ocurre que en el fútbol moderno, tan táctico y tan físico, los campos se están quedando cortos. Antes, las selecciones asiáticas y africanas estaban trufadas de jugadores que militaban en clubes de sus países, que no habían disfrutado de una cultura táctica a la última y ni mucho menos de un equipo de preparadores físicos, recuperadores o dietistas como los que hoy tiene cualquier club profesional. Pero ahora, entre que muchos de los internacionales africanos han nacido y se han criado en Europa y que no pocos asiáticos juegan en campeonatos del Viejo Continente, resulta que cualquier selección de Qatar plasma que las distancias físicas y tácticas se han reducido una barbaridad.

Por ahí apunta Wenger. Abrir el campo lo más posible, evitar esos embudos inducidos, es responder a ese despliegue físico y táctico cada vez más eficaz y generalizado. Al poco de señalarlo el profesor en nombre de la FIFA, Kylian Mbappé dio una clase práctica de una lucidez cegadora.

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