Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Xavi, la gran duda de estas vísperas

SUELE darse en fútbol que la conquista de un título traiga en la maleta la sensación de que será para siempre. De hecho, no renovar esa conquista acarrea normalmente un tiempo depresivo, como si eso fuese un contratiempo impensable. Y ahora, cuando las vísperas galopan imparables hacia el Brasil-Croacia del jueves en Sao Paulo, me llegan las dudas sobre si a nosotros nos pasará lo mismo de no mediar un nuevo éxito.

Viendo a la selección el sábado en Washington ante un rival menor como es El Salvador, las dudas me corroen los adentros. Y el germen para ese estado de ánimo se centra en Xavi. Su última temporada ha discurrido un peldaño más abajo de lo habitual, se habla ahora de que Luis Enrique no lo tiene muy en cuenta para el nuevo tiempo blaugrana y ha sido tan vital el papel del egarense en los éxitos de España que resulta preocupante el que no vaya a estar a su altura en Brasil.

Y es que, señoras y señores, ladies and gentlemen, existen Xavi y los sucedáneos. No es fácil encontrar un futbolista así; bueno, digamos que no sólo no es fácil sino que hasta apareció el catalán jamás nos habíamos encontrado con algo así. La influencia de Xavi es tal que el equipo se mueve de forma muy distinta cuando él no anda por allí. Por supuesto que ni Cesc ni siquiera Iniesta en su grandeza pueden desarrollar roles mínimamente parecidos y a Koke no lo vemos en ese registro.

El conmutador para el encendido del tiquitaca lo lleva Xavi en su valija porque es suyo y, de momento, no se atisba su sucesor. En la cadena de grandes manijas de la Masía, que se inició con Milla para continuar con Guardiola, la sucesión de Xavi no se ve. Y eso es lo más preocupante de cara a la defensa del título mundial. Lo demás, desde las ausencias y las presencias más o menos discutibles, son asuntos menores frente a la trascendencia de qué Xavi será el que nos alumbre.

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