La antigua disciplina del yoga se basa en la búsqueda de la armonÃa entre el cuerpo y la mente. Con esta práctica, uno aprende a escucharse a sà mismo, algo muy importante a lo largo del embarazo, periodo en el que la mujer tiene una mayor conexión con su cuerpo.
El yoga prenatal produce beneficios fÃsicos y psicológicos, ya que alivia problemas comunes durante el periodo de gestación como la hinchazón, las manchas, las estrÃas, ayuda a las digestiones, alivia el cansancio y los dolores de espalda y pierna. Además, permite que la futura mamá conserve la elasticidad de su cuerpo.
Silvia Ortega, profesora del Centro Yoga Diksha, imparte esta disciplina desde 2004. "Cuando empecé no habÃa clases para embarazadas en Sevilla, tuve que investigar fuera para formarme". Según la monitora, esta disciplina es muy común en el resto de Europa, de ahà que sus alumnas extranjeras siempre superaran en número a las nacionales. "Aquà siempre ha existido miedo y la creencia de que las mujeres embarazadas están más limitadas, como si fueran enfermas.Afortunadamente esta idea está cambiando".
Es importante tener en cuenta que la columna vertebral es el soporte central, y a medida que va avanzando el embarazo, cuando el cuerpo tiene que soportar el peso de más, se suele perder la estabilidad y la armonÃa. En este caso, la disciplina tiene como tarea evitar la fatiga de la columna y los dolores en el sacro, el cuello o la cabeza.
No existe una rama especÃfica que relacione el yoga y el embarazo, sino que más bien se trata de una adaptación de las posturas, las respiraciones y algunas otras prácticas. "Las mujeres siempre tienen que estar supervisadas por un profesional, una mala postura puede ser perjudicial", explica Silvia Ortega. Por ejemplo, las mujeres embarazadas producen más relaxina, una hormona que aumenta la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones, de ahà que haya que tener cuidado y conocer bien los lÃmites de cada uno cuando se realizan estiramientos.
Tal como explica la profesora Silvia Ortega, los yoguistas trabajan mucho el suelo pélvico. Esto permite tener más control de los músculos de la zona y por tanto, en las embarazadas, más flexibilidad y control en la expulsión del bebé. "Los médicos consideran muy beneficioso.
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