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Luis Carlos Peris

Otra actuación impresentable

La cínica contestación de la Liga al Betis en el asunto de los horarios refleja la catadura de sus dirigentes

CONSUMATUM est. "Los horarios de los partidos no se pueden modificar". Así de tajante contestó al Betis el inefable José Luis Astiazarán, cabeza visible aunque mande poquito, un cuchara más, en esa perversa Liga de Fútbol Profesional sin nada que ver con los objetivos para que fue creada. La LFP nació a mediados de los ochenta con el fin de mirarse en el modelo inglés, que tan bien funcionaba, funciona y, seguro, funcionará. Y es que, entre otras cosas, resulta impensable que en la Premier vaya a jugarse con el fútbol profesional de la caprichosa manera que aquí se usa por el organismo que preside un títere.

La LFP es en la actualidad una institución que dejó de tener credibilidad y que tiene a la obligatoria virtud de la imparcialidad arrumbada en el más recóndito de sus rincones. Dineros aparte porque los clubes son los culpables de la situación por estampar sus firmas en los contratos vigentes, esto de los horarios es un conflicto que se ha creado de forma gratuita. Con lo fácil que para personas normales e independientes es programar de acuerdo a las circunstancias particulares, no se comprende el agravio que han originado con un partido en el que militan dos equipos que no se caracterizan por su fuerza en los despachos de Astiazarán, Tebas y la compaña.

Protesta el Betis con argumentos que nadie puede refutar y dice el mandarín cuchara que es imposible modificar esos horarios. Pero ¿cómo que es imposible? Es tan posible modificar como poner y en qué cabeza cabe eso de que en un campeonato oficial salten al campo dos equipos en condiciones tan desiguales. Y lo más doloroso para el Betis es que el agravio es con el Racing, no con uno de los dos grandes. Todavía si fuese ante Madrid o Barça se comprendería la afrenta porque no sería la primera que un club español padece ante estos dos colosos tan colosales. "Los horarios de los partidos no se pueden modificar"... váya se a su casa, so impresentable.

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