Entramos en una semana clave con vistas a seguir regateando al negro fantasma de la depresión. La situación es que ni pintada para que las nubes ennegrezcan nuestra sesera. Entre la pandemia y los que nos manejan como a indefensos polichinelas, la verdad es que los doctores de la mente no dan abasto. Psiquiatras y psicólogos dan números y números para interminables listas de espera por culpa de tantas circunstancias que nos rodean, alguna de ellas inevitables, pero otras... Y digo que entramos en una semana crucial para eludir la depre porque en la madrugada del próximo domingo hay que retrasar una hora el reloj del tiempo, que el biológico no hay quien sea capaz de alterarlo. Y con esa maniobra, la noche se nos vendrá antes encima, con lo que la maravilla de las atardecidas otoñales, tan a modo para el paseo, se acortarán en aras del ahorro energético, jajajá.