La ventana

Luis Carlos Peris

En el adiós a una artista excepcional

AUTÉNTICA, niña prodigio llena de autenticidad, América Martínez fue una sevillana vocacional y una guitarrista excepcional que vivió el último tramo de su vida anclada a una silla de ruedas por culpa de un bisturí mal manejado. Se le daba tierra ayer a una mujer fantástica que rompía en llanto emocionado el día que le confirmé que sí, que el Ayuntamiento de Sevilla le dedicaba una calle y que, en nuestra larga conversación de una tarde de primavera me desvelaba orgullosa que en su boda con José María de Mena había tocado el maestro Guridi. Rotundamente bella de joven, América conservaba en su ancianidad mucho de aquel empaque y conversar con ella nada tenía que ver con lo que ahora es moneda común. Artista de renombre universal y madrileña de nacimiento confesaba que si alguna vez se perdía que la buscasen sólo por Sevilla, esa tierra que la acoge desde ayer y ya para siempre.

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