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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Seis agentes de la Policía Local que son un orgullo

Son el mejor cuerpo de gala cotidiano de nuestra Policía, los que salvaron a una menor a base de sagacidad y vocación

Los agentes de la Policía Local con la menor y su familia

Los agentes de la Policía Local con la menor y su familia / M. G. (Sevilla)

Qué orgullo de Policía Local que traslada en un plisplás a una niña de cuatro años sin respiración desde un apartamento de Santa Catalina hasta el Virgen del Rocío, ese hospital del que conviene alejarse lo menos posible. Uno tiene que tener claros los índices de riesgo en sus planes. El máximo es viajar a lugares por donde no hayan pasado los romanos, el segundo es tomar distancia del buque insignia de la sanidad andaluza y el tercero es juntarse con frecuencia con gente que contamina su discurso con estúpidas palabras en inglés. Avisados quedan. Pero a lo sustancial. Lee uno la información de la gesta de nuestros agentes y solo puede sentir admiración. Por eso a estos señores no se les puede llamar “efectivos”. Qué horror de denominación. Señores agentes, en todo caso. Tantas veces se les critica y tantas veces han sido cuestionados que hay que destacar el servicio que prestaron e imaginar la frialdad de cabeza y el arrojo que tuvieron para no pedir una ambulancia y lanzarse ellos mismos a efectuar el traslado. Eso es arriesgar con cabeza. Y sólo se puede actuar así cuando se atesora una vocación muy sólida.

Recuerdo el intento que hizo el Ayuntamiento en otros tiempos para mejorar la imagen de nuestros policía locales. Se inventaron una campaña no muy afortunada y, sobre todo, bastante inútil a base de fotografías exhibidas en los vagones del tranvía. No hay mejor campaña que difundir acciones reales como las de estos agentes con la menor de edad, el rostro de felicidad de los padres cuando todo quedó resuelto e imaginar lo bien que tuvieron que dormir los seis señores de la Policía Local cuando llegaron a casa. Esa sensación debe ser la medalla más valiosa para toda la vida. No hay mejor campaña que ganarse el respeto y la admiración de los sevillanos con el trabajo bien hecho. No hay mejor campaña que generar respeto sabiendo llevar el uniforme y sabiendo tratar al ciudadano y, por lo tanto, sabiéndose hacer respetar como agentes de la autoridad.

Qué fácil hubiera sabido llamar al servicio de Emergencias y aguardar a los sanitarios. Todos lo hubiéramos comprendido. Y qué tremendamente difícil hacer lo que hicieron, una acción que permitió ganar tiempo en beneficio de la salud de la pequeña. Y además la familia de la niña, que estaba de visita en Sevilla, jamás olvidará la ciudad. ¿Cuánto vale esa campaña de promoción no ya de esta brillante Policía Local, sino de toda Sevilla? Agentes de esta calidad son el mejor cuerpo de gala cotidiano de nuestra Policía Local.

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