PROBLEMA mayúsculo el que se le presenta al Sevilla de cara al importante choque del lunes con Athletic Club. Seguir soñando con Europa pasa indefectiblemente por derrotar a los de Marcelo Bielsa y se da la circunstancia de que para esa cita no cuenta con el concurso de su jugador franquicia. Esa cacareada quinta tarjeta del sábado en Orriols hace que el Sevilla no tenga en cancha a su motor, al hombre que de verdad tira del carro.

Se ha insinuado en algunos foros y afirmado en la mayoría que Jesús Navas forzó la tarjeta para no correr riesgos de recibirla en la víspera del derbi y yo no termino de verlo así. Conociendo al palaciego no me lo imagino con la sangre fría suficiente como para provocar una tarjeta cuando quedaba tanto de partido. Tiempo más que suficiente como para ver otra y dejar a su equipo con menos opciones aún de las que en ese momento tenía para derrotar al coriáceo Levante.

Afrontar el derbi con Navas es sideralmente mejor que hacerlo sin él, pero recibir a Athletic Club sin el que tiene la llave que abre todos los portillos en Nervión no me imagino que le haya hecho gracia a Unai. Y ahora viene el problema de que no hay en el plantel quien pueda suplir, aunque sea sólo por un día y a favor de querencia, al internacional. Podía ser ese fichaje fantasmagórico que es el bosnio Stevanovic, pero no parece que el chico esté para trotes tan principales.

Y lo más curioso es que hay mucho sevillista que sigue creyendo y viendo con buenos ojos que Navas se reservó para el derbi. Por mi parte estoy convencido de que sus protestas a uno de los inefables Teixeira fueron sinceras y por la sencilla razón de que había sido objeto de penalti claro que, como es habitual, todos ven menos esta saga de malos árbitros. Ganarle al Athletic es de obligado cumplimiento, pero convengan conmigo que sin Jesús es menos fácil, o más complicado.