Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Estar a la altura

Si no se quiere a Vox en la Junta, tanto Moreno como Espadas tendrán que demostrar sentido de Estado

Si no ocurre un cataclismo, los andaluces vamos a tener que votar en los próximos meses. Aunque hacer futuribles de lo que puede pasar en unas elecciones se antoja harto complicado en estos tiempos líquidos, cabe suponer que el resultado que salga de los comicios no será muy diferente del que arrojan las encuestas y del que se percibe pulsando la opinión de la calle. Es decir, el PP de Juanma Moreno ganará, pero sin una mayoría suficiente que le permita gobernar solo; el PSOE será segundo, pero estará lejos de formar con los partidos a su izquierda una alternativa, y Vox crecerá notablemente y pondrá como condición para alcanzar cualquier acuerdo con Moreno puestos en el Gobierno y compromisos políticos a los que se tendría que plegar el líder del PP. Sólo hay que mirar a lo que ha pasado esta semana en Castilla y León, donde un error garrafal de Pablo Casado ha puesto a Alberto Núñez Feijóo ante un estreno de presidencia nacional que nunca hubiera deseado.

La lección de Valladolid debe servir para no repetir en Sevilla un planteamiento que no va a beneficiar en nada al PP. No se trata de establecer cordones sanitarios ni de marginar a nadie como apestado social. Pero sí hay que dejar muy claro que Vox es un partido con características singulares que no aconsejan su entrada en un Gobierno como el que ha funcionado en Andalucía durante la legislatura que ya agoniza. No es un asunto menor su rechazo al propio modelo autonómico y a las instituciones europeas o su postura en los asuntos internacionales que ahora centran la actualidad. Es necesario considerar también la propia personalidad centrada y moderada de Juanma Moreno, que le haría muy difícil compartir mesa de Consejo con Macarena Olona y tragar con las imposiciones maximalistas de Santiago Abascal.

Pero a nadie se le escapa que si en Castilla y León se ha llegado a una situación que ahora todo el PP lamenta es porque ni este partido ni el PSOE han estado a la altura de lo que cabría esperar de ellos. Los dos partidos sistémicos que han fortalecido durante décadas la democracia española están obligados a dar una lección de sentido de Estado cuando las circunstancias lo requieran. No parece que Pedro Sánchez ni Pablo Casado fueran líderes con la madurez política que la difícil situación actual requiere. Pero la llegada de Feijóo puede traer un nuevo tono a la política que se hace en Madrid y que transpira a las comunidades autónomas. En Andalucía, a Juan Espadas le va a tocar demostrar responsabilidad y flexibilidad para impedir que Vox llegue al Gobierno. Y a Juanma Moreno generosidad y talante para alcanzar acuerdos amplios que impulsen a Andalucía hacia adelante. Por el bien de la región, los dos deberían estar a la altura.

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