El amado Florentino

EDITOR DE LA 'REVISTA MERCURIO'

El dinero es redondo. Se habla ahora de la guerra del fútbol tras anunciar el amado Florentino Pérez que la nueva Superliga Europea, que él preside, nace económicamente para "salvar al fútbol" y para proteger con su aura de falsa caridad a los 4.000 millones de aficionados que hay en el mundo. Esta guerra de ricos no recuerda en nada a aquella verdadera guerra del fútbol que estalló entre Honduras y El Salvador con vistas a su clasificación para el Mundial de 1970 (sobre ella escribió Rysdzar Kapuscinski uno de sus célebres reportajes).

Ya sabemos que UEFA y FIFA, furibundos contrarios a esta Superliga, han destapado a menudo su detritus. El fútbol crea su capa generacional, su sentimentalidad, su nostalgia. Pertenecemos con total felicidad a los retrógrados y los involucionistas. En competiciones europeas crecimos con la división escalonada entre Copa de Europa, UEFA y Recopa. La añoranza será o no una trampa o tal vez un aviso de la chochez venidera, pero no nos resistimos a sus encantos. Ahora, mientras acaba su mayestático Bernabeu y ansía fichar a Mbappé, el Mesías Florentino nos dice que la Superliga tiene un fin redentor: salvar al fútbol y salvarnos a nosotros (incluidos los retrógrados y, entre ellos, a los antimadridistas de infantil crianza). Todo el mundo sabe, del cantaor de sevillanas en globo que es José Manuel Soto al inane ministro Uribes, que el pulso de esta mutua de poderosos clubes europeos sólo obedece al dinero y a su industria de la burbuja. Dios es redondo, se titulaba un libro de Juan Villoro. Pero el dinero, decíamos, también es redondo y es una religión sin apenas ateos. El amado Florentino no ha sabido gestionar su elefantiásica empresa durante la pandemia, pero nos da ahora su masterclass sobre fútbol, rédito y plusvalía solidaria. El FC Barcelona -o FC Indepe- anda obscenamente arruinado y otea su depuración en la tesorería que pregona la Superliga. El Atlético de Madrid, al que el telediario nos vende como el simpático equipo del pueblo, también ha dicho a la mutua de los ricos. El amado Florentino, como faraón del mundo redondo, habla de crear la nueva pirámide del fútbol. Nos provoca enojo y pensamos en cómo será su inglés nasal y meseteño cuando departa con sus homólogos ricos de Inglaterra. Aquí, en los campos de hierba del Mediodía, Betis y Sevilla FC también han mostrado su frontal rechazo a la Superliga. Uno nunca ha ocultado su sevillismo, un poco como bucolía y otro poco como neurosis decadente... De la lejana infancia a hoy, con el Mesías Florentino, el Real de Madrid sigue despertando nuestro amor.

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