La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

La amanecida en la playa, esa maravilla

Cenitas más o menos simpáticas y baños reparadores aparte, lo mejor de la vacación playera es la mañana. No la mañana de aglomeración en la arena, sino antes, cuando las máquinas andan limpiando la playa de lo que ha dejado la mano del hombre. A esa hora en que aún no abrió el supermercado y en la que se hace esperar el periódico del día, con la tropa desperdigada de gente de todas las edades que hace footing, de personas mayores combatiendo el colesterol malo con caminatas camino de ninguna parte. Es el mejor momento del día por su tranquilidad y por lo que cunde lo que haya que hacer. Lo que hay que hacer no varía, pero a esa hora de reloj parado, de sol joven e inocuo antes de alcanzar su cénit, las soluciones surgen sin esfuerzo, fluyen como si fueran cuesta abajo, algo impensable cuando el día avanza y la tranquilidad es como una utopía inalcanzable.

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