ACONTECIMIENTO, sin duda, el de esta noche en el Calderón. Se trata de un partido internacional que se acoge como se acogía en tiempos pretéritos, en un tiempo en el que jamás se le daba consideración de amistoso. Este España-Italia de hoy junto al Manzanares reedita la final de la Eurocopa de hace dos años y por ahí pueden justificarse las reticencias de Prandelli, al que no le ha hecho gracia alguna encerrarse ahora con España.

Tiene el partido el ingrediente añadido de programarse como Memorial Luis Aragonés. Es uno de esos aditivos que siempre sirven para engrandecer un acto, pues se trata de recordar al hombre que nos enseñó el camino del triunfo y, además, en la que fue su casa deportiva. Seguro que se nos encogerán los adentros cuando España y la squadra azzurra estén formadas para el duelo y se esté homenajeando al entrañable Zapatones, ese amigo de sus amigos tan de verdad.

Y el partido. Quizá haya quien opine que los experimentos, mejor con gaseosa, que posiblemente un rival con cara de sparring hubiese sido más aconsejable que uno del calado de Italia. Es cuestión de gustos, pero seguro que al aficionado le seduce más la colisión con el equipo de Buffon y de Pirlo que con otro obstáculo menos principal. Y ya que empezamos con los ingredientes, no olvidemos el que representa el debut de Diego Costa con su país de adopción.

Ya que estamos con el gran delantero colchonero pienso en las tribulaciones que este hombre va a pasar cuando salga el toro en puntas que supone volver a Brasil con una selección extranjera. Pero él sabrá lo que ha hecho y con quién se juega los cuartos. Ahora bien, esto no ha hecho más que demostrar que de redaños anda sobrado y que lo que demuestra en el campo está en consonancia con su comportamiento en la vida. ¿Alguien duda de que toca hoy acontecimiento?