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FERNANDO FACES

2015, ¿el año del despegue?

Muchas incertidumbres se ciernen sobre España, que debe perseverar en las reformas estructurales pendientes para ganar competitividad y garantizar un crecimiento sostenible

SERÁ el año 2015 el del despegue definitivo y consolidación del crecimiento económico y la creación de empleo en España? Puede serlo, así lo afirma el Gobierno de España. El consenso de los analistas predice un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,5% y una creación de empleo a tiempo completo en torno a los 350.000 nuevos puestos de trabajo. El motor principal de este despegue será el consumo de las familias que crecerá el 3%, tomando el relevo de las exportaciones, que disminuirán su aportación al crecimiento económico (0,2%). Las empresas españolas continuarán invirtiendo en bienes de equipo a un ritmo del 6,9%, animadas por las expectativas positivas del mercado nacional, así como por la necesidad de renovar y hacer frente a la obsolescencia de sus equipos industriales, tras varios años de desinversión.

El sector de la construcción ha tocado fondo e iniciará en 2015 su despegue. Las exportaciones continuarán impulsando el crecimiento, pero a un menor ritmo como consecuencia de la desaceleración de las economías de la Eurozona. Las importaciones de bienes y servicios seguirán creciendo por encima de las exportaciones, arrastradas por la demanda interna, pero con menor intensidad, con un mayor peso de bienes no duraderos susceptibles de producirse dentro del país. A pesar de todo, la contribución de la balanza comercial al crecimiento seguirá siendo negativa (-0,2). La inflación volverá a ser negativa de media anual en 2015 (-0,4%), con tendencia a ser positiva en el segundo semestre, impulsada por el dinamismo del consumo de las familias. El riesgo de deflación tenderá a desaparecer.

A pesar del inicio de un ciclo económico favorable existe el riesgo de no cumplir con el objetivo de déficit público del 4,6% y la deuda pública seguirá aumentando hasta el 100% del PIB, como consecuencia del aumento del gasto público del Gobierno, de las autonomías y los ayuntamientos ante las próximas elecciones. Continuará el desendeudamiento de las familias y de las empresas hasta aproximadamente el 167% del PIB. A pesar de todo el endeudamiento externo seguirá creciendo, siendo ésta la principal vulnerabilidad de la economía española.

Las palancas de este crecimiento serán: el retorno del crédito y los bajos tipos de interés, la mejora de las expectativas y la creación de empleo, el incremento de la riqueza financiera como consecuencia del buen comportamiento de los mercados financieros, el aumento de la capacidad de compra de los consumidores y la reducción de los costes de las empresas por la reducción del precio del petróleo, el aumento de la renta disponible por la reducción del IRPF y el aumento de las exportaciones como consecuencia de la persistente depreciación del euro.

Restricciones al crecimiento

A pesar de las favorables expectativas de crecimiento a corto plazo, el escenario a medio y largo plazo no está consolidado. La tasa de ahorro sigue descendiendo. Nuestra incapacidad para financiar el crecimiento de la inversión y el consumo, público y privado, con recursos internos sigue siendo evidente. La apelación a la financiación exterior ha vuelto a ser necesaria una vez que la demanda interna ha iniciado su despegue. La balanza en cuenta corriente y de capital, que expresa las necesidades de financiación exterior, ha vuelto a deteriorarse en los últimos trimestres de 2014. La deuda externa sigue creciendo hasta los 1.704.449 millones de euros, el 161,7% del PIB. La posición de inversión neta internacional de la economía española, activos menos pasivos exteriores, arroja una cifra negativa de 1.003.081 millones de euros, el 95,2% del PIB. Ésta es la principal restricción a la sostenibilidad del crecimiento de la economía española a medio y largo plazo, habida cuenta de la insostenible dependencia financiera externa de nuestra economía, que fue, sin duda, una de las causas de la crisis. Nuevos episodios de inestabilidad financiera a nivel europeo o internacional podrían dar al traste con la recuperación si no somos capaces de crecer sin aumentar nuestro endeudamiento externo. Para ello es necesario aumentar el ahorro doméstico y al mismo tiempo iniciar un proceso de reasignación de recursos financieros y reales improductivos, públicos y privados, hacia los sectores económicos con mayor valor añadido y apertura exterior. Ésta es la gran tarea pendiente tanto de la banca como del sector público.

Incertidumbres globales

Será un despegue turbulento, como consecuencia de las incertidumbres políticas y económicas, internas y externas. El estancamiento de las principales economías de la Eurozona (Alemania, Francia e Italia) es la principal fuente de incertidumbre. Los 315.000 millones del plan Juncker ayudarán a la Eurozona a salir de su postración, aunque quizá sean insuficientes y tardíos. Habrá que animar al sector privado para que colabore en su financiación. Los recursos financieros de este plan todavía no están sobre la mesa. Alemania estará vigilante para que su financiación no suponga una mutualización encubierta, un "presupuesto en la sombra" como ha señalado recientemente el presidente del IFO, principal instituto de investigación de Alemania.

Preocupa también la reciente desaceleración de los países emergentes, sobre todo de China y de los países latinoamericanos, que han actuado hasta ahora de locomotora mundial y cuyo relevo por las mejores perspectivas de crecimiento de Estados Unidos podría no ser suficiente. La persistencia de conflictos geopolíticos en Rusia, Ucrania y países islámicos son otra fuente de incertidumbre. La fragmentación del espectro político europeo, la pujanza de partidos extremistas, populistas y euroescépticos es la principal fuente de dudas. Las elecciones anticipadas en Grecia y sus posibles efectos sobre la estabilidad tanto de Grecia como de Europa, serán un laboratorio a observar para intuir los riesgos que amenazan a la estabilidad política de países como España en las próximas elecciones.

En el escenario internacional la mayor preocupación reside en el cambio de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, en la anunciada subida de los tipos de interés y en la repercusión que pueden tener sobre el crecimiento de los países emergentes la previsible salida de capitales, el proceso de devaluaciones competitivas y la inestabilidad financiera mundial que pueden provocar. Un escenario extraño, asimétrico e insólito, en el que mientras la Reserva Federal se afana en reducir la liquidez, al mismo tiempo el Banco Central Europeo (BCE) anuncia que continuará y acentuará la expansión monetaria mediante la compra masiva de deuda pública (QE). Con la oposición de Alemania y del Bundesbank y con la incertidumbre de si esta última medida expansiva será efectiva para vencer la deflación e impulsar el crecimiento europeo, siendo la banca el principal canal de trasmisión y estando todavía colapsada.

Ante este escenario de incertidumbre el Gobierno Español debe perseverar y profundizar en las reformas estructurales, único camino para ganar competitividad y garantizar un crecimiento sostenible.

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