Crónica Personal

2022, año electoral con la vista puesta en 2023

Pedro Sánchez sólo ganará los comicios generales si a lo largo del año que comienza cosecha éxitos en los autonómicos y municipales que cambien la dinámica actual.

2022, año electoral con la vista puesta en 2023

2022, año electoral con la vista puesta en 2023 / Juan Carlos Hidalgo (Efe)

LA primera gran cita política será el 13 de febrero, cuando se celebren las elecciones en Castilla y La Mancha, en la que se volcarán tanto Pedro Sánchez como Pablo Casado, que necesitan un éxito para sus partidos y para ellos mismos.

Sánchez va en picado, y sólo ganará las elecciones generales si a lo largo de 2022 cosecha éxitos en las autonómicas y municipales que cambien la dinámica actual, con un fuerte rechazo a sus políticas… y a su persona. Casado se encuentra en una mejor posición de cara a las generales de 2023 -si efectivamente se celebran ese año, no se adelantan- pero necesita recuperarse del deterioro que ha sufrido al enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso, con decisiones que han provocado crítica y decepción generalizadas.

Que Fernández Mañueco se mantenga al frente del Gobierno castellanoleonés sería un alivio para el presidente del PP, que tendrá que estar muy atento a las elecciones andaluzas. Los sondeos auguran una mínima representación de Cs en los dos parlamentos autonómicos, lo que significa que, de darse esa situación, tanto Mañueco cono Juanma Moreno podrían verse obligados a pactar con Vox. Una situación muy incómoda para Casado. Por su apuesta personal contra el partido de Santiago Abascal y porque cualquier acercamiento a Vox, más aún si exigiera hueco en los gobiernos, provocaría una huida de votos en las elecciones generales.

El futuro de los partidos actuales es incierto. El PSOE de Pedro Sánchez pierde fuelle desde que recuperó la secretaría general, pero sobre todo desde que se hizo con el Gobierno, se coaligó con Podemos y eligió como socios a partidos que siempre había detestado el PSOE, entre ellos los independentistas catalanes y Bildu. Las elecciones autonómicas próximas, y el propio devenir de 2022, decidirán el futuro del PSOE, como aclararán también el futuro del PP, que sólo remontará si Casado corrige algunas de sus decisiones últimas. Precisamente sus errores están potenciando a Vox, hoy en alza y al que los sondeos dan un papel importante.

Todo lo contrario de lo que ocurre en Cs, que a pesar de las esperanzas de Inés Arrimadas de remontar, no da señales en ese sentido. Los sondeos son demoledores, pero en política nunca se sabe en qué momento pueden cambiar las tendencias. Por otra parte, se está configurando un movimiento que afectará al futuro de los partidos tradicionales: la aparición de partidos provinciales que, siguiendo el modelo de Teruel Existe, pretende tener voz en el Congreso y los parlamentos autonómicos para defender los intereses de la España Vaciada a cambio de apoyo a las leyes de los gobiernos, tanto el central como los regionales.

El reto más importante será de nuevo la lucha contra el Covid. La vacunación ha sido un éxito -gracias al trabajo de los líderes autonómicos aunque Sánchez se lo apropia-, porque se ha demostrado que la vacuna no impide el contagio pero las consecuencias son mucho más leves. Aún así, hay que tomar todas las precauciones posibles, las autoridades estarán obligadas a mantener restricciones y será necesario lograr un equilibrio entre las garantías sanitarias y la supervivencia económica.

La economía

En el capítulo económico, las cosas no se le ponen fáciles a Sánchez y a su equipo. A finales de enero finaliza el plazo para que el Congreso apruebe la reforma laboral negociada con las fuerzas sociales. Ya hay problemas internos en la CEOE, también entre los socios del Gobierno, y habrá que estar muy atentos a las concesiones que exigen los partidos a cambio de su apoyo. Casado está empeñado en el voto negativo a pesar de que hay voces en su partido que le aconsejan la abstención. El 31 de enero se conocerá cual es el futuro de esa ley, de cuyo texto está muy pendiente Bruselas.

Sánchez tiene varios obstáculos para cumplir con sus promesas y con los Presupuestos Generales del Estado, porque la inflación se ha disparado este mes al 6,7%, la más alta en décadas, el coste de la energía es inasumible por gran parte de los ciudadanos, los expertos y Bruselas afirman que las propuestas sobre las pensiones no son realistas ni aseguran su supervivencia, y está por ver cómo gestiona el Gobierno los fondos de recuperación europeos, que ni han llegado con la rapidez prevista ni se están adjudicando, los que se adjudican, con la transparencia a la que obliga la UE. El Gobierno ha aplazado la aprobación de la Ley de la Vivienda que figuraba en el acuerdo con Podemos -que, en contra de lo anunciado, está incrementando el precio de los alquileres allí donde está vigente-, pero el Ejecutivo confía en que se sigan manteniendo los índices de empleo, debido a la reforma laboral de Rajoy. Hecho que ha provocado que se renuncie a su derogación.

Quedan leyes a aprobar en 2022, pero no es seguro que se aborden. Entre ellas la famosa ley trans que promueve la ministra Irene Montero, que ha provocado tanta polémica en el mundo del feminismo socialista, y también que se empiece a aplicar la ley que obliga a pagar cuotas por transitar por autovías y carreteras.

En el plano exterior, quedan por resolver asuntos con un país con el que es obligado mantener buenas relaciones, Marruecos, donde Sánchez no hiló fino al no respetar el acuerdo no escrito de ser el primer país que visita un presidente español -prefirió Macron-, y que luego se indignó con el viaje del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser atendido de Covid.

Mohamed VI se enfureció por creer que se podía engañar a las autoridades de su país, a lo que se añadió que desde Podemos no se ha perdido la oportunidad dar apoyo público al Polisario. El ministro de Exteriores -con excesivos frentes abiertos- tendrá que dedicar todo su esfuerzo a suavizar cuestiones como las relacionadas con Marruecos, Gibraltar o la cercanía con dictaduras latinoamericanas. Aparte de que van contra de las posiciones de la UE.

Dos retos importantes

Pedro Sánchez tendrá que tomar decisiones difíciles respecto a dos asuntos de Estado de repercusiones que sobrepasan el plano político: la situación del rey Juan Carlos y Cataluña, problema éste que se arrastra desde hace años y en el que no hubo avances pese a que en su balance de su gestión presumió de la mejora de la situación.

No es tal. Los independentistas no han cedido en sus reivindicaciones y cada vez que Sánchez necesita sus votos ponen sobre la mesa exigencias que generalmente consiguen. Sí ha cambiado la situación de Puigdemont, acosado por la Justicia española y con problemas con la Justicia europea, y que además se distancia de ERC a pesar de que su partido forma parte del Gobierno. Incluso se advierte desapego por parte JxC.

Pero respecto a la Generalitat y su presidente, Pere Aragonés, la presión sobre Sánchez continúa, y Aragonés ya ha advertido que está harto de esperar a que se reinicie la mesa negociadora. Ha dicho que si no se fija fecha de forma inmediata, volverá a poner en marcha la DUI, la Declaración Unilateral de Independencia, que ya se produjo hace dos años pero duró apenas un minuto, porque el entonces presidente de la Generalitat, Torra, y el presidente del Parlament, Torrent, se asustaron nada más aprobarse. A lo largo de este año se verá si Aragonés ha lanzado una bravuconada o efectivamente está dispuesto a dar un paso que ningún gobernante puede aceptar de un territorio que pretende escindirse de España.

En cuanto al regreso del rey Juan Carlos, Sánchez afirma que es una decisión de la Casa Real, cuando fue el Gobierno, a través de Carmen Calvo, el que trasladó al jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, la decisión de que abandonara territorio español.

Desde entonces se han conocido más informaciones que para don Felipe y Alfonsín significaban que no era aconsejable su retorno por lo que suponían de descrédito de la Corona, y que lo oportuno era esperar las decisiones judiciales respecto a los frentes abiertos. El más complicado es el que se está llevando en el Reino Unido por la denuncia de Corinna Larsen, que lo acusa de acoso y coacciones.

Las especulaciones sobre el regreso del rey Juan Carlos y sus supuestas exigencias económicas son constantes. Lo previsible es que pueda viajar a España en 2022, pero se aleja la posibilidad de que sea un retorno definitivo.

Se inicia un año clave. Para la Corona, para las instituciones del Estado -no parece posible cerrar acuerdos sobre el Consejo General del Poder Judicial-, para los partidos, para la economía, para Cataluña. Un año que sentará las bases para que Pedro Sánchez pueda seguir siendo presidente en 2023… o le gane la batalla Pablo Casado.=

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