La campana

José Joaquín León

Cinco años después

CUANDO la rampla volvió a aparecer en la Plaza del Salvador se recuperó una parte de la memoria que se había perdido, pero que aún estaba reciente. Cinco años no son nada en la historia de las cofradías, que tienen el siglo como unidad de medida. Cuando el Señor de Pasión, en una noche fría de un sábado cuaresmal de febrero, volvió a su templo ocurrieron dos hechos importantes: el Salvador dejó de ser un museo, el frío escenario de una restauración bien culminada, para ser otra vez el santuario de una gran devoción; y además esta histórica cofradía terminaba un exilio que le ha creado más perjuicios que a otras, incluidos sus vecinos del Amor. Porque el Señor de Pasión, que hace sólo un siglo tenía tanta o más devoción en Sevilla que el Gran Poder, es una de esas imágenes señeras que necesita un templo donde se le pueda visitar muchos días a muchas horas.

Al abrirse las puertas del Salvador termina un cierre traumático. En tiempos recientes hubo otros más duraderos, como el de San Isidoro, que mantuvo a la cofradía de las Tres Caídas en la Anunciación, y el de San Vicente, que hizo salir a Las Penas desde San Isidoro y a las Siete Palabras desde la Misericordia. Curiosamente, las iglesias (San Isidoro, la Anunciación, la Misericordia) han coincidido en algunos casos. En todos ellos el traslado de ida se vivió con dolor. Siempre hay hermanos, sobre todo los veteranos, que piensan con nostalgia en lo que vivieron y temen que no volverán a ver sus imágenes en el templo donde le rezaron. Pero nunca se sabe lo que puede pasar. Algunos de los que lloraron cuando se iban de San Vicente las volvieron a ver. Y, sin embargo, otros, como Antonio de la Torre, que acompañó al Señor de Pasión en su última salida del Salvador, no estuvo el sábado en el retorno, prematuramente ido a su lado.

Casos como el de Pasión deben llevar a las cofradías a una reflexión sobre su sede canónica. La decadencia o el esplendor no suelen ser frutos de la suerte o la casualidad. Son los hermanos quienes deben valorar decisiones tan complejas, considerando que a veces ser valiente da buenos resultados y que en Sevilla hay opciones para algunos movimientos.

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