Diez años perdidos

No sólo llevaban un decenio paradas las obras para que la SE-40 salve el río, es que aún no sabemos cuál es la solución

La confirmación por parte de la Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre (Seitt) de que inicia el trámite para anular los contratos de la construcción de los túneles de la SE-40 supone la certificación de que Sevilla ha perdido diez años esperando la ejecución de este tramo vital para cerrar la segunda ronda de circunvalación, un tramo de la circunvalación que mejoraría la comunicación entre dos provincias, Cádiz y Huelva, que carecen de una conexión terrestre directa de alta capacidad.

Hace doce años, en abril de 2009, se adjudicó el primero de los contratos, el de los túneles Sur, a una UTE por más de 232,2 millones de euros. En junio de ese mismo año se adjudicó el segundo contrato, el de la construcción de los túneles norte, por algo más de 236,2 millones.

Pero desde 2011 los trabajos están suspendidos. La decisión anunciada el pasado miércoles, en realidad, es una buena noticia, porque desbloquea la parálisis que duraba un decenio. Pero inmediatamente uno se pregunta: ¿a qué coste?

Sólo por la vigilancia y custodia de una de las tuneladoras se han pagado decenas de millones. Y el proceso abierto por la Seitt abre un camino que lleva también a indemnizaciones millonarias para las empresas que integraban las UTE que se adjudicaron esos contratos de construcción de los túneles. Y eso lo pagamos todos.

Pero no es sólo el despropósito de lo que en términos presupuestarios va a costar ese desatino de tener paralizada una obra vital para el área metropolitana de Sevilla diez años. Es que ese tiempo no se recupera. Ni las oportunidades perdidas por no tener esa comunicación terminada, que debe aliviar el primer cinturón sobrecargado de tráfico, la SE-30.

Y es aún peor. Pese a que al fin empieza a hacerse algo, se toma la decisión que parece condenar la solución subterránea para salvar el río Guadalquivir sin que en realidad se sepa cómo se va a cerrar el anillo de la SE-40.

El Ministerio de Fomento ha licitado un nuevo estudio para decidir, tras diez años esperando la ejecución de los túneles, cuál será la solución definitiva. Apunta a puente, tras esta decisión de no cancelar los contratos de los túneles inicialmente previstos. Pero, en realidad, aún no está resuelto. Pedir celeridad tras diez años perdidos parece un ejercicio estéril, como clamar en el desierto. Porque una vez se decidan pasarán unos cuantos años en construir la solución que se elija. Desastroso.

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