ARRIADO que sea esta noche el telón, en el recuerdo quedará la Feria, pero no una Feria más de las muchas que se arrinconan en el arcano. No, esta Feria que hoy termina será recordada durante mucho tiempo como una de las muy brillantes. Por supuesto que también pasará a la historia por ese insufrible calor africano que no ha faltado a lista ni un solo día y que ha convertido a la mayoría de casetas en desgracia de hornos cuasi crematorios. Pero de la Feria de este 2014 que tanto demoró su celebración me quedo con las ganas de divertirse del personal. Había en la calle una explosión de alegría incontenible, como si de verdad estuviéramos cerca de pegarle una estocada a la crisis. Lástima que en el templo a Tauro no reinase un clima ambiental mínimamente parecido, aunque nos quedase la faena de una figura tan auténtica como Ponce en la tarde del viernes.