ARRANCA una etapa inusual en el fútbol español. Con el pistoletazo de salida para el curso bético se da la circunstancia de que es el Kilómetro Cero de la cuarta campaña del equipo verde, blanco y verde bajo el mando del mismo entrenador. Cuarto ejercicio con Pepe Mel en la sala de operaciones heliopolitana, algo que satisface por poco común y por la confirmación de que en un tiempo preñado de convulsiones ha imperado la bonanza.

La bonanza que emite una cuenta de resultados impecable y que, a veces, hasta rayó en lo milagroso. Llegó Mel de la mano de Luis Oliver con todo el bagaje de inquietud que portaba llegar con tan poco fiable compañía. Era un arranque a contraestilo, lo que se emponzoñó aún más con la fidelidad que parecía mostrar él y su cuerpo técnico hacia el engominado intruso navarro, pero el fútbol sabe cómo poner a cada uno en su sitio y José Mel Pérez, con su trabajo, salvó esos obstáculos.

Solvente ascenso como primera providencia para ir subiendo peldaños, segunda etapa con partidos muy brillantes y consolidación entre los mejores y tercera en la que se dieron las cosas de tal manera que lo que parecía sueño inalcanzable se hizo realidad. Nuevamente el Betis en Europa tras lo que puede calificarse con todo rigor como una travesía del desierto más, una de las muchas que el sevillanísimo club de las trece barras vivió/sufrió en su variopinta historia.

Hoy, cuatro de julio, día de la Independencia USA, el Real Betis Balompié inicia su andadura más ilusionante de los últimos ocho años. La última fue con el debut en la Champions, que hay que ver cómo se celebró aquello. Hoy es el arranque del retorno a competición continental y parece que el club está haciendo los deberes cumplidamente en torno a cimentar un equipo competitivo, que en lo demás nadie podrá poner en duda que los deberes los hace a diario... y con nota.